La ex supermodelo española Nastasia Urbano cree que el matrimonio la arruinó. Lo dice hoy, que duerme en las calles de Barcelona, mientras añora sus tiempos de supermodelo millonaria, cuando viajaba por toda Europa requerida por las más prestigiosas casas de moda.

Urbano, de 57 años, nació en Suiza, aunque su carrera la comenzó en Barcelona, la ciudad de sus padres, donde conoció al fotógrafo Fabrizio Ferri, con quien alcanzó la fama que le permitió trabajar para marcas de primer nivel mundial.

Nastasia, en las calles de Barcelona.

“Viajaba por toda Europa por trabajo, me llamaban de Londres para hacer fotos de catálogo, luego iba a París, me iba muy bien. Era muy apreciada. Entonces, me fui a Nueva York, porque en el mundo del modelaje, una vez hecho Europa, vas a Nueva York a probar”, recuordó en una entrevista con El Periódico.

“Creo que fui la primera chica que firmó un contrato multimillonario por anunciar ropa. Me daban un millón de dólares al año por 20 días de trabajo, eso durante tres o cuatro años. Esas cantidades de dinero en esa época solo las ganabas cuando hacías productos de belleza", agrega la mujer, que fue portada de Vogue, rostro del perfume Opium de Yves Saint Laurent y de Revlon, y que asegura que en esa época fue "amada por todos".

Nastasia, en sus tiempos de supermodelo.

Tal fue su fama, que se codeó con celebridades de Hollywood: "Yo cenaba un día con Jack Nicholson, otro día con Andy Warhol. O con Roman Polansky, o con Harrison Ford. Estuve en fiestas con Melanie Griffith, con Don Johnson, con Simon y Garfunkel".

Sin embargo, esa vida de lujo tocó a su fin, algo que Urbano atribuyó a su matrimonio, que duró siete años, en los que destinó sus ahorros "de forma ciega" a los proyectos de su esposo. En este sentido, asegura que su marido "todo lo pagaba" con el dinero de ella. "Al segundo día de conocerlo quiso que le comprara un BMW y yo, como una tonta, le hice el cheque. Estaba enamorada".

Ante las complicaciones, desde el año 2000, Urbano comenzó a "trabajar de forma temporal", cuidando a personas, pero lo que ganaba "no era nunca suficiente". También vivió de los fondos que tenía en una cuenta en un banco francés, pero nada le fue suficiente como para dejar atrás los problemas. Con el paso de los años perdió todo y ahora no tiene dinero ni siquiera para pagar un alquiler. Por eso, cuando no duerme en casas de amigos, deambula por las calles de Barcelona con su "carrito", sus "cuatro cosas" y pasa las noches en los vestíbulos de los bancos.

No obstante, Urbano aspira a que su futuro sea diferente, por lo "único bueno" que tuvo su matrimonio: sus dos hijos. "Quiero que mis hijos me vean bien. Quiero recuperarme como persona para estar a su altura, que estén orgullosos de mí. Quiero que vivan su vida sin preocupaciones. Que no sufran más por mí. Pero tienen un padre que no es nada y una madre que vive en la calle", afirma.

"Quiero vivir, no sobrevivir", dice la ex modelo, agregando que está "cansada" de "pedir dinero". "La gente a mi alrededor se aparta, todos se van y no me extraña", concluye la modelo española.