Liliane Bettencourt, la heredera de la firma de cosméticos francesa L'Oreal, falleció a los 94 años de edad. Tenía una fortuna estimada de 40.000 millones de dólares, lo que la convertía en la mujer más rica del planeta.

Bettencurt abandonó la junta directiva de L'Oreal en 2012, tras lo cual rara vez fue vista en público, aunque su nombre siguió cosechando titulares de prensa por un escándalo que se desató después de que le fue diagnosticada demencia.

En 2007, Bettencourt terminó involucrada en una batalla legal con su hija Francoise Bettencourt-Meyers, quien inició una demanda legal argumentando que su madre no estaba en plena posesión de sus facultades mentales y era explotada por miembros de su entorno.

Pero Bettencourt decía ser una mujer libre, plenamente sana y mentalmente consciente.

Al año siguiente se supo que François-Marie Banier, un fotógrafo que se había hecho amigo de Bettencourt, recibió de ella regalos valorados en más de US$1.000 millones, entre los cuales se incluían cuadros de Picasso y Matisse; así como una isla privada en el archipiélago de las Seychelles.

Bettencourt-Meyers dijo que inició acciones legales en contra de Banier tras enterarse por el personal de servicio de su madre que ella supuestamente estaba pensando en adoptarlo.

Madre e hija se reconciliaron en 2010. Un año después, un juez en Francia ordenó que Bettencourt quedara al cuidado de su familia debido a sus problemas de salud.

Pero el caso sobre la explotación de Bettencourt se convirtió en un escándalo político cuando se acusó a su gerente de finanzas, Patrice de Maistre, de haber tomado dinero de la mujer para financiar la campaña presidencial de Nicolás Sarkozy en 2007.

La Justicia francesa investigó el presunto financiamiento ilegal de la campaña y el caso puso en aprietos al gobierno francés.

Sarkozy rechazó en todo momento las acusaciones y en 2013 logró que los fiscales desestimaran los cargos en su contra.

El caso de explotación llegó a su fin en mayo de 2015, cuando ocho personas -incluyendo a Banier- fueron condenadas y debieron pagar una compensación millonaria por daños a la familia de Bettencourt.

Cuando Bettencourt fue puesta por un juez al cuidado de su familia, todos sus bienes -incluyendo su participación en la compañía de cosméticos- fueron colocados bajo custodia de su hija.

Uno de sus dos nietos, Jean-Victor Meyers, ocupó su lugar en la junta directiva como vicepresidente y fue nombrado como guardián de los asuntos personales de su abuela.

El padre de Bettencourt, Eugène Schueller, creó y patentó a inicios del siglo XX un tinte de cabello artificial que él mismo embotellaba y vendía a los peluqueros de París.

En 1909 fundó una compañía de tinte de cabellos que fue expandiéndose hacia otras productos de belleza y se convirtió en el grupo L'Oreal. En la actualidad es la compañía de cosméticos más grande del mundo.