La enfermedad de Parkinson es el segundo trastorno neurodegenerativo más frecuente en el mundo detrás del Alzheimer. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que en la actualidad hay más de seis millones de personas que sufren esta patología, caracterizada por una destrucción progresiva de ciertas neuronas que fabrican y liberan dopamina: un neurotransmisor que tiene la particularidad de regular la actividad motora, la atención, el aprendizaje y el comportamiento.

Una investigación internacional de la que participa una joven biotecnóloga tucumana, Florencia Gómez Lizárraga (26) podría conducir, en el futuro, al desarrollo de medicamentos que neutralicen o minimicen el deterioro de estas neuronas. González Lizárraga, quien es becaria en el Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (INSIBIO) que pertenece a la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y al Conicet, acaba de ser becada por la Nación en el área de neurociencias para complementar sus estudios en el Instituto de Cerebro y Médula Espinal de la Universidad Pierre et Marie Curie de París.

El equipo que integra González Lizárraga está formado también por otros investigadores del Conicet y de las universidades de París (Francia) y San Pablo (Brasil). Está abocado a estudiar una proteína, gliceraldehido 3-fosfato deshidrogenasa o GAPDH, que cumple una doble función. Por un lado, genera energía en las células y por otro, forma un “agregado supramolecular” en presencia de ciertos azúcares que protege a las neuronas dopaminérgicas de la acción tóxica de ciertas moléculas proteicas u oligómeros, que a su vez, son fabricadas por otra proteína, alfa- sinucleína.

La investigadora señaló “descubrimos que por medio de ciertos azúcares sulfatados en posiciones específicas podemos producir estos agregados de GAPDH, capaces de limpiar los cultivos celulares de especies tóxicas. Nuestro desafío ahora es que las protofibras (agregados supramoleculares) de GAPDH puedan ser también eficientes en modelos animales de la enfermedad de Parkinson”.

Rosana Chehín, directora de tesis de González Lizárraga, explicó a Argentina Investiga que “si bien los azúcares usados en estas investigaciones son de gran tamaño y por lo tanto incapaces de atravesar la barrera hematoencefálica y alcanzar al sistema nervioso central, los investigadores están trabajando en esta dirección. Nuestra idea es generar un azúcar pequeño que reproduzca las características estructurales con las que conseguimos resultados exitosos en los cultivos celulares”.

González Lizárraga explicó que el desafío ahora será comprobar si el agregado supramolecular de GAPDH es eficiente también en ratas de laboratorio. Agregó que se están realizando las primeras pruebas en París en el uso de la administración por nariz de los azúcares sulfatados para que alcancen rápidamente el sistema nervioso central. “El experimento funciona muy bien en tubos de ensayo y cultivos celulares pero la etapa in vivo, es decir con ratones, presenta las dificultades señaladas antes que esperamos subsanar en este tiempo”, precisó la joven investigadora.

Finalmente, Chehín sostuvo que si bien queda mucho camino por recorrer, “estamos trabajando sobre una nueva estrategia de neuroprotección que, combinada con diagnósticos tempranos de la enfermedad, podría contribuir a retrasar su progresión”.

Fuente: argentinainvestiga.edu.ar