Benedicto XVI viajará del 28 de noviembre al 1º de diciembre a una Turquía donde no se aplacan las criticas y protestas contra él por su discurso en la Universidad alemana de Ratisbona, en el que mencionó al profeta Mahoma y al Islam.

Es la primera visita del Papa a un país con una mayoría musulmana pocos meses después de la polémica suscitada en el mundo musulmán tras citar, en la lección magistral que dio en la Universidad alemana, una conversación entre el emperador bizantino Manuel II Paleólogo y un erudito persa.

El emperador bizantino decía, según la cita, que Mahoma, fundador del Islam, "no había traído nada novedoso excepto la orden de extender la fe mediante la espada".

El Papa y las autoridades vaticanas reiteraron en varias ocasiones que estas palabras no reflejaban su pensamiento, pero las mismas desataron las iras del mundo musulmán, que criticó duramente a Benedicto XVI y le exigió pedir perdón.

En una reunión con los embajadores de países musulmanes acreditados ante el Vaticano y convocada tras la polémica, el Papa reiteró su "estima" por los musulmanes y aseguró que el diálogo interreligioso e intercultural entre cristianos y musulmanes "no es una elección del momento" sino "una necesidad vital de la que depende en gran parte nuestro futuro.

Pero las intervenciones públicas no han servido para calmar los ánimos entre algunos sectores del mundo islámico, sobre todo en Turquía donde se han producido numerosas protestas contra la visita de Benedicto XVI.

Fuentes de la conferencia episcopal turca explicaron a Efe y otros medios internacionales que están "tranquilos" pero que es probable que se puedan producir manifestaciones de protesta durante los cuatro días de visita del Papa.

Dichas fuentes explicaron que las medidas de seguridad previstas por el Gobierno turco son las mismas que tendría cualquier Jefe de Estado y que cerca de 10.000 agentes de policía vigilarán las zonas por donde pasará el Papa.

El Vaticano ha expresado siempre su tranquilidad y ha restado importancia a estos episodios considerándoles marginales, pero ha cuidado particularmente algunos detalles de la visita para no ofender las sensibilidades de los musulmanes.

Por ello, la Santa Sede decidió cambiar del viernes -día de oración de los musulmanes- al jueves, la visita del Papa a Santa Sofía, en Estambul, que nació como iglesia para después ser una mezquita y actualmente convertirse en un museo.

La agencia católica Asianews reveló que el pasado 21 de noviembre un total de 16 prelados católicos, entre cardenales y obispos, de los países asiáticos analizaron la relación entre Cristianismo e Islam en ese continente y realizaron un informe que entregaron al Papa con detalles y consejos antes de su viaje a Turquía.

El Papa no encontrará en Turquía el clima festivo que ha caracterizado sus anteriores viajes, con los ciudadanos que se agolpaban en los márgenes de las carreteras para ver pasar el "Papamóvil" o las celebraciones masivas.

Tampoco en los despachos de las autoridades políticas encontrará el calor que le ha rodeado en otros viajes.

En la Dinayet, en la comisión para asuntos religiosos le espera el que todos llaman "Gran Mufty", Ali Bardakoglu, uno de los más críticos con el Papa tras su discurso, aunque aseguró que no hablará de ello durante la reunión.

Bardakoglu había manifestado que el discurso que Benedicto XVI hizo en Alemania "fue desafortunado y erróneo. Fue agresivo y tenía prejuicios sobre otra religión".

El primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, se encontrará fuera del país por una reunión de la OTAN en los primeros dos días del viaje del Papa y tampoco está previsto que haya ningún encuentro entre ellos en el resto de los días.

Tampoco estará el viceministro y ministro de exteriores, Abdullah Gul, ni el ministro de Asuntos Religiosos, Mehmet Aydin, por lo que el Papa será recibido en el aeropuerto de Ankara por el ministro de Estado, Besir Atalay, según han anunciado los medios locales.

El Papa se reunirá con uno de los otros dos viceministros del país y con el presidente de la República, Ahmet Necdet Sezer, que fue quien le invitó a visitar el país.

La Santa Sede confirmó que ya sabía que Erdogan no podría estar presente durante el viaje cuando se empezó a preparar la visita.