Los alimentos pueden sufrir contaminaciones biológicas (bacterias, virus, hongos), químicas (pesticidas, desinfectantes) o físicas (trozos de vidrio, hebras de la esponjita de lavar, por ejemplo) y provocar alguna enfermedad a quien los consuma en la propia casa o en la de los amigos y parientes. El remedio es la prevención y para ello sólo es necesario familiarizarse con algunos cuidados y conocer más de cerca aquello que nos llevamos a la boca.
Se hace imprescindible conservar una estricta higiene en las manos, en la ropa, con los alimentos y en el ambiente donde se prepara comida; separar alimentos crudos de cocidos, refrigerar los que son perecederos y cocinarlos, a todos, a una temperatura adecuada. No sólo es importante saber las características de los alimentos e incorporar hábitos correctos en la cocina sino también poder reconocer cuándo un alimento está alterado, saber que muchos alimentos contaminados no modifican sus características organolépticas y valorar la importancia del rótulo en un envase.
Hay que detectar las situaciones de peligro: moscas paseándose por el borde de un pedazo de carne, un balde con agua no demasiado limpia destinada para lavar los utensilios de cocina o un trozo de pollo que cocido descansa en el mismo plato donde fue apoyado cuando estaba crudo. Los alimentos más susceptibles de ser contaminados son los que tienen gran concentración de proteínas: carnes, cremas, pescado, mayonesa casera, los productos de pastelería, los huevos, los lácteos, las conservas caseras y los alimentos refrigerados listos para el consumo y las conservas y embutidos caseros.
Cómo evitar la contaminación de los alimentos
Algunos consejos del Instituto Panamericano de Protección de Alimentos y Zoonosis (INPPAZ) de la Organización Panamericana de la Salud, para tener en cuenta a la hora de cocinar:
- Cuidar la higiene personal, no toser, hablar, o tocarse la cara y luego manipular los alimentos.
- Cocinar bien la carne, no servirla con jugos rosados, especialmente el pollo.
- Separar alimentos crudos de cocinados y no recalentarlos más de una vez.
- Limpiar bien las verduras a utilizar en las conservas caseras, colocarle más vinagre que aceite a la preparación. Una vez preparadas, hervirlas unos 5 a 10 minutos y guardarlas en la heladera.
- Ubicar los alimentos correctamente en la heladera, las carnes deben colocarse en la bandeja inferior de la heladera para evitar que sus jugos, contaminen al resto.
- Mantener la cadena de frío.
- Lavar y desinfectar las verduras crudas.
- Lavarse las manos cada vez que cambiamos de actividad, si vamos al baño, si nos tocamos el pelo, si fumamos, si sacamos la basura y en el caso de no modificar la actividad, es recomendable lavárselas cada una hora.
- Guardar los alimentos lejos de detergentes u otras sustancias contaminantes y obviamente aquellos productos que puedan producir una intoxicación deben estar bien rotulados, para evitar confusiones.