Tres días después de la muerte del niño de 8 años que había sido embestido por el interno 267 de la línea 153 bandera negra, el domingo último, sus familiares y vecinos cortaron la calle para reclamar que se esclarezca el hecho y demandar una serie de obras que mejorarían el ordenamiento del tránsito y la calidad de vida en la zona.

El corte se produjo este viernes, en la intersección de Cullen y Uriarte, en la denominada Zona Cero, donde fue atropellado el niño que sobrevivió dos días en terapia intensiva, y falleció a causa de la gravedad de las lesiones recibidas.

Sus familiares exigen que se condene al autor del hecho y los vecinos piden que se ejecuten las obras que el barrio necesita: lomos de burro, semáforos y carteles que indiquen el sentido de circulación en las calles.

También piden estar incluídos en la prestación del servicio de agua potable con el que hoy no cuentan, y denuncian que ni la intendenta Mónica Fein ni el gobernador electo Miguel Lifschitz –que estuvieron en el barrio para inaugurar una escuela– se acercaron a dialogar con la familia del chiquito fallecido trágicamente, y contenerla en su dolor.