Pasó el Mundial, pero no los negocios que se tejen en torno al máximo evento del deporte más popular del universo. Y no sólo se facturó por la venta de entradas, los derechos televisivos, la publicidad masiva, los hectólitros de cerveza y los millones de salchicas. Ahora también se pone en venta el césped de los estadios.

Hoy, por caso, comenzaron a sacarse los panes del estadio de Berlín donde se jugó la final. ¿Cuánto saldrá un poquito de la gramilla sobre la que cayó tendido Materazzi luego del cabezazo de Zidane?