Un hombre que vendió un departamento en el barrio porteño de Recoleta deberá indemnizar al comprador porque le ocultó que la propiedad tenía un serio problema por la "acción depredadora" de termitas, que la volvían inhabitable.

En el fallo emitido por la sala E de la Cámara Nacional en lo Civil, se ordenó al vendedor pagar unos cien mil pesos por daños y perjuicios ocasionados por las termitas y polillas de la madera que se habían afincado en el departamento mucho antes de su venta, en lo que la Justicia consideró un "vicio oculto".

La propiedad, ubicada en el segundo piso de un edificio en Juncal al 700, estaba totalmente invadida por termitas dentro del piso de madera y otros muebles. Cuando el comprador la visitó no fue advertido del problema, algo que notó cuando se mudó al lugar junto a su familia, en julio de 2000.

El vendedor aseguró que el nuevo propietario tuvo conocimiento de lo que ocurría antes de concretar la operación, pero los jueces no le creyeron y lo condenaron a pagar 42 mil pesos por daños y 8 mil por daño moral, una cifra que llegó a cerca de cien mil pesos debido a los intereses actualizados.

"Se encuentra debidamente acreditado la existencia de graves problemas poco tiempo después de que el comprador se instalara a vivir en el departamento que adquiriera de la demandada", sostuvieron los jueces. El Laboratorio de Entomología Forense del Museo Argentino de Ciencias Naturales determinó que en la propiedad había "termitas adultas de la familia Kalotermidae", conocidas como "termitas de madera seca". También se determinó que el departamento tenía "un grave problema por el grado de deterioro de los pisos de madera y las estructuras de sostén de ellos", por lo que era "insostenible" vivir allí.

Los camaristas Juan Carlos Dupuis, Osvaldo Mirás y Mario Calatayud ordenaron una inspección ocular a la casa antes de emitir el fallo y en fotografías qued• documentado el daño causado por los insectos. "El insecto en cuestión forma galerías dentro de la madera, sin salir a la superficie sino después de un cierto tiempo, cuando se metamorfosea con el fin de reproducirse", explicaron los expertos en el fallo. Por eso los camaristas entendieron que se trató de un "vicio oculto" que debió ser informado al comprador y condenaron al vendedor.