Detrás del tapial que traspasaron varias de las balas que le dispararon a Andrés Lamboy, el abogado atacado en Wilde y Mendoza, hay una cancha de rugby donde suelen entrenar rugby, a esa hora, chicos de entre 17 y 20 años.

Esta vez no fue así. Los rugbiers estaban en el gimnasio, desde donde salieron al escuchar los disparos y fueron los primeros en atender al hombre baleado.

Algunos testigos que estaban en el lugar del ataque, dijeron que los agresores escaparon por Wilde rumbo al sur, para tomar la autopista a Córdoba.