Un hombre cuyo cónyuge tiene sólo un nivel de educación escolar presenta un 25 por ciento de probabilidades de morir más alta en comparación con sus congéneres cuyas mujeres son universitarias.

Según expertos de la Universidad de Estocolmo que se apoyan en un seguimiento a suecos de entre 30 a 59 años, ellas podrían entender mejor las necesidades con respecto a la salud de sus familias.

Los investigadores revisaron datos de un censo realizado en 1990 en ese país y tuvieron en cuenta los de mortalidad por cáncer y enfermedades circulatorias registrados hasta el 2003.

Como resultado encontraron que la educación de la mujer y su estatus social era más importante para los cambios en la vida de un hombre que la propia instrucción de él.

Pero además el nivel intelectual de una mujer incide sobre su esperanza de vida, porque las que no son universitarias presentan un 53 por ciento de riesgo de muerte más alta en comparación con las que tienen altos estudios.

Fuente: Prensa Latina