Luego de una jornada de violencia con 4 muertos y 151 heridos, Beirut, la capital de El Líbano, recuperaba la calma este viernes con sunitas y chiítas culpándose mutuamente de lo sucedido. Los choques de este jueves comenzaron en la Universidad Árabe de Beirut y se extendieron por los barrios vecinos donde se enfrentaron estudiantes de dos grupos musulmanes, quedando esta vez los cristianos fuera de los enfrentamientos. En las peleas los grupos de jóvenes se pelearon con piedras, armas e incendiaron armas. Mientras tanto las fuerzas de seguridad no pudieron contenerlos y detener los disturbios.

Los ciudadanos libaneses dicen recordar con los hechos de ayer los días de la guerra civil de 1975 a 1990. Algunos de los peores fantasmas de aquella guerra, como controles ilegales de carreteras, se vivieron este jueves en Jiyeh: grupos no identificados pedían la documentación a los pasajeros de los coches, preguntando por su religión.  Entre las víctimas mortales hay tres que han sido identificados; en tanto, entre los heridos hay 72 cuya identidad se conoce y 79 no. Además, varias personas han sido detenidas, entre ellas algunos francotiradores.

Todavía no se conoce con certeza la confesión de los muertos, algo que podría arrojar algo de luz sobre la identidad de los agresores, ya que los distintos grupos se han cruzado acusaciones sobre quién comenzó los disturbios de ayer. Este cruce de acusaciones se produjo principalmente entre la "Corriente de Futuro" dirigida por el suní Saad Hariri, hijo del ex primer ministro asesinado Rafic Hariri, y los grupos chiíes de Hizbulá y Amal.

Hariri es uno de los principales aliados del Gobierno de Fuad Siniora, también sunítas, mientras que Hezbolá y Amal están enfrascados desde hace ya dos meses en una campaña de huelgas, manifestaciones y sentadas para hacer caer el Gabinete del primer ministro y forzar un gobierno de unión nacional, o incluso elecciones, que den un mayor peso a los chiítas en el ejecutivo.

Pese a ser hoy un día laborable y lectivo, los establecimientos escolares y universitarios han cerrado sus puertas, por orden del ministro de Educación nacional, hasta el próximo lunes. La Liga Maronita (católicos), uno de los pocos organismos que mantiene cierta neutralidad en el conflicto libanés, ha culpado a toda la clase política sin excepción de la tensión actual: "Todos echan leña al fuego con sus campañas mediáticas y sus discursos, que siempre han sido los instrumentos más eficaces para sembrar la discordia entre los libaneses".