Pablo Vitti fue verdugo del equipo que lo vio nacer. Cosa habitual en el fútbol de estos tiempos, el devenir de su carrera lo dejó en la vereda de enfrente de Central y el atacante logró anoche el gol con el que Tigre le arrebató la victoria a los muchachos de Russo. En diálogo con Zapping Sport, Vitti aceptó que no entendió ni esperaba los silbidos de los hinchas canallas.
“Si bien no esperaba ningún reconocimiento, no entiendo por qué los silbidos”, arrancó Vitti en Radio 2. “Obvio que por haber pasado por ahí no me pone contento. No me afectaron para nada en el rendimiento, pero no los entiendo. Igual, mis sentimientos siguen siendo los mismos. Lo quiero mucho al club, eso no va a cambiar nada”, agregó.
Vitti admitió que vivió “sensaciones raras: ya llegar y entrar al otro vestuario, ponerte del otro lado, fue rarísimo. Pero hay que hacer lo mejor para el equipo en el que uno trabaja”, remarcó.
Aquel jugador que contó con la bendición futbolística de Ángel Zof contó que “ya estaba pensado que si hacía un gol, obviamente no lo iba a gritar. Pero fue una alegría para mis compañeros porque es un punto muy importante, el partido era muy difícil”.
Sobre el encuentro, Vitti aceptó que Central se retrasó: “Es un poco la necesidad. Querían ganar, venían de tres derrotas, pero eso te pasa, te lleva a meterte atrás. Eso, sumado a que nosotros pusimos más gente de ataque, a veces termina siendo desfavorable”.
“El penal que erraron fue una motivación de que se podía, poniéndole gente de ataque empezamos a llegar y lo logramos”, añadió.
Y cerró contanto que “amigos de mi época en el plantel me quedó el Loncho (Ferrari), con quien jugué bastante. El Sapito (Encina) y Gonzalo (Castillejos) también, pero nadie más. Quedaron muy pocos de los años que estuve yo”.

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