El lugar equivocado, el momento equivocado. Un vecino de zona norte regresaba este sábado en su auto de hacer las compras junto con su novia, cuando un coche se metió en contramano en la calle por la que se desplazaba y abrió fuego. Estima que el ataque podría estar relacionado a los enfrentamientos entre bandas del barrio y a la inseguridad del lugar. Ese mismo día una
balacera, allí cerca, había mandado a dos personas al hospital.
Consultado por Rosario3.com, el muchacho –que prefirió reservar su nombre– contó el susto que se llevó este sábado; para él, la gota que colmó el vaso. El joven de 25 años explicó que desde que se mudó con su pareja hace un año a una de las viviendas del programa habitacional Rosario Norte, más conocido como Zona Cero, los arrebatos y los tiroteos se convirtieron en una constante.
“Al principio no quería creer que era tan pesado, que la situación no era diferente a la de otros lugares, pero se disparan el viernes, se disparan el sábado”, señaló. Justamente, ese día, una de las balas le pasó muy cerca.
Cuando regresaba a su casa desde el súper, alrededor de las 17, el chofer de un Fiat Uno con la trompa estropeada se metió en Cullen y Ugarte de contramano –a la altura de Pollado–, sacó un arma y empezó a disparar.
Para no chocar, el muchacho pegó un volantazo y chocó contra el cordón mientras las balas zumbaban en su oído. Uno de los proyectiles impactó contra el neumático derecho.
“No sabía si nos apuntaban a nosotros o una casa”, apuntó. Y es que ese misma tarde, en Pollado al 4000 un ataque a balazos desde una camioneta envió a dos personas al hospital. Ambas se encontraban fuera de peligro y habían identificado a los agresores como miembros de una conocida banda de delincuentes de la zona denominada “los chaqueños”.
Cosa de todos los días
El padre del muchacho añadió que el barrio se ha convertido en tierra de nadie. Al estar ubicadas las viviendas del programa frente a un asentamiento precario, indicó que las confrontaciones son una constante.
Explicó que muchos de los vecinos decidieron irse del barrio por la cantidad de robos, pese a tener que pagar un alto costo. “Al abandonar sus casas, se las ocupan”, indicó.
Justamente, esto es lo que teme su hijo. Evaluaba irse del lugar, pero sin otro techo a donde ir, la decisión no es fácil.
Consultado por Rosario3.com, el muchacho –que prefirió reservar su nombre– contó el susto que se llevó este sábado; para él, la gota que colmó el vaso. El joven de 25 años explicó que desde que se mudó con su pareja hace un año a una de las viviendas del programa habitacional Rosario Norte, más conocido como Zona Cero, los arrebatos y los tiroteos se convirtieron en una constante.
“Al principio no quería creer que era tan pesado, que la situación no era diferente a la de otros lugares, pero se disparan el viernes, se disparan el sábado”, señaló. Justamente, ese día, una de las balas le pasó muy cerca.
Cuando regresaba a su casa desde el súper, alrededor de las 17, el chofer de un Fiat Uno con la trompa estropeada se metió en Cullen y Ugarte de contramano –a la altura de Pollado–, sacó un arma y empezó a disparar.
Para no chocar, el muchacho pegó un volantazo y chocó contra el cordón mientras las balas zumbaban en su oído. Uno de los proyectiles impactó contra el neumático derecho.
“No sabía si nos apuntaban a nosotros o una casa”, apuntó. Y es que ese misma tarde, en Pollado al 4000 un ataque a balazos desde una camioneta envió a dos personas al hospital. Ambas se encontraban fuera de peligro y habían identificado a los agresores como miembros de una conocida banda de delincuentes de la zona denominada “los chaqueños”.
Cosa de todos los días
El padre del muchacho añadió que el barrio se ha convertido en tierra de nadie. Al estar ubicadas las viviendas del programa frente a un asentamiento precario, indicó que las confrontaciones son una constante.
Explicó que muchos de los vecinos decidieron irse del barrio por la cantidad de robos, pese a tener que pagar un alto costo. “Al abandonar sus casas, se las ocupan”, indicó.
Justamente, esto es lo que teme su hijo. Evaluaba irse del lugar, pero sin otro techo a donde ir, la decisión no es fácil.