No pudo comenzar peor el año nuevo para el comisionado de la NBA, David Stern, al tener que admitir y aceptar la vuelta oficial de la pelota antigua de piel y ponerle fin a la incipiente era de la microfibra con la que se hizo la nueva sintética, que generó la rebelión y la polémica.

El sitio oficial elegido para la vuelta de la pelota antigua se dio en el Charlotte Arena, donde llegaron los Timberwolves de Minnesota con su estrella Kevin Garnett a la cabeza, uno de los mayores críticos a la utilización de la pelota sintética, por considerar que le perjudicaba en su efectividad encestadora.

La vuelta atrás dada por la NBA ha generado un auténtico precedente en la historia del deporte del baloncesto profesional porque nunca antes, en plena competición de liga, se había introducido este tipo de rectificación o cambio.

Sin embargo, para los jugadores, la retirada de la pelota sintética y el final de la introducción de la era de la microfibra ha sido considerada como un gran éxito en todos los aspectos.

El base de los Timberwolves, Mike James, fue el que mejor definió el sentir de los jugadores cuando dijo que "simplemente, era lo que todos deseábamos".

El argumento de los jugadores era de una lógica aplastante: con la pelota antigua de piel se sienten más confortables y disfrutan mucho más.

Garnett, que junto a Shaquille O´Neal, Tracy McGrady, Yao Ming, Steve Nash, Kobe Bryant, Allen Iverson y LeBron James, entre otras estrellas, criticaron desde el primer momento la llegada de la pelota sintética, expreso la vuelta de la antigua con un "Aleluya por su llegada".

Hasta el novato de los Bobcats, Adam Morrison, dijo que le gustaba mucho más la antigua pelota porque se adaptaba mucho mejor cuando tocaba el aro y rebotaba en el tablero.

"Es una auténtica pelota de baloncesto y no una que se compra en una tienda de juguetes sin costuras", explicó Adams.

Por su parte, el entrenador de los Bobcats, Bernie Bickerstaff, al igual que el resto de los técnicos de los equipos de la NBA, dijo que la pelota sintética no picaba bien, hacía daño en las manos a los jugadores y era difícil de controlar tanto cuando estaba seca como mojada.