No, no fue un amanecer normal para Rosario, aún sacudida y conmovida por la tormenta de lluvia, viento y piedras que la dejó en estado de absoluta emergencia. Para colmo, la lluvia continuó y complicó las tareas de las cuadrillas municipales y de las empresas de servicios públicos, que trabajaron sin descanso durante la noche e intentaban que la ciudad volviera de a poco a la normalidad. Si bien desde la EPE dijeron que a media mañana cerca del 95 por ciento del servicio eléctrico ya había sido repuesto, al mediodía la propia empresa aclaró que quedaban al menos 15 mil usuarios sin luz. El alerta había cesado al mediodía, pero algunos reportes decían que había nuevas pedradas en la zona de Sanford, que también fue afectada ayer.

En medio del caos, otro caos: vecinos de barrios carenciados comenzaron a realizar a media mañana cortes de calles y, prácticamente, en la mayoría de los accesos a Circunvalación había piquetes casi al mediodía. Cerca de las 14, circular por esa avenida se hacía imposible en muchos tramos. También había cortes en Godoy y Felipe Moré y en 27 de Febrero y Provincias Unidas. Los vecinos de esa zona decían que estaban por juntarse con los de Santa Lucía para hacer "un gran piquete" en avenida Perón y Circunvalación. Abajo del puente, porque arriba ya había y la fila de camiones que bajaban de la avenida era enorme.

Las consecuencias del desastre, de todos modos, no se habían terminado de dimensionar. De hecho, había riesgos de derrumbe en edificios privados y públicos, muchas personas sin techo en las zonas humildes, evacuados que no podían volver a sus hogares. 

Por eso, provincia y Municipalidad, cuyos representantes se reunieron a primera hora de la mañana en la sede de Gobernación para coordinar acciones, acordaron realizar un rápido relevamiento sobre todo en los barrios carenciados más afectados –villa Banana, San Francisquito y Santa Lucía– para acelerar el envío de ayuda, que ya se estaba entregando y que incluía chapas, tirantes y comida que llegaron desde la Nación.

Igual, los vecinos no estaban conformes y, frente al Distrito Oeste, habitantes de Villa Banana iniciaron a media mañana un corte de calles, tanto por 27 de Febrero como por avenida Perón para reclamar que se apurara la asistencia. También en barrio San Francisquito había piquetes. Los cortes se extendieron más tarde a otras zonas y, prácticamente, todos los accesos a Circunvalación estaban cortados por gente que pedía ayuda inmediata.

A esa hora, justamente, había terminado al reunión de los gabinetes de crisis que encabezaron la vicegobernadora María Eugenia Bielsa –a cargo del Ejecutivo provincial porque el gobernador Jorge Obeid está en Italia– y el intendente Miguel Lifschitz, luego de la cual se anunció que Desarrollo Social de la Nación envió a la ciudad a un especialista en ayuda humanitaria ante catástrofes que tiene como antecedente, en su currículum, haber trabajado en Asia luego del tsunami que afectó a la zona Indonesia.

Además, la Nación mandó dos mil tirantes, dos mil chapas y 800 colchones, que ya se comenzaban a repartir.

Luego de esa reunión, Bielsa marchó hacia el barrio Santa Lucía con funcionarios provinciales y Lifschitz a villa Banana con funcionarios municipales a distribuir la ayuda.  

En tanto a primera hora de la mañana bomberos tuvieron que ir a una escuela de Buenos Aires al 1200 porque se cayeron los vidrios del techo, seguía cortado el tránsito en Mitre y Córdoba porque había riesgo de derrumbe de la estructura de hierro ubicada sobre el edificio del Auditorio Fundación –que intentaban retirar–, y Tribunales –en Balcarce y Pellegrini– parecía un edificio de una ciudad en guerra, ya que el 90 por ciento de los vidrios quedaron destruidos y los daños en el interior eran gravísimos.

Por eso, a pesar de ser el Día del Judicial, los empleados fueron convocados a trabajar para ayudar a poner orden en un lugar donde los daños puden ir más allá de lo edilicio, ya que también se temía la pérdida de documentación importante. Todo en medio del ulular de sirenas de ambulancias que seguían yendo y viniendo y el ruido de las motosierras de Defensa Civil que buscaban liberar calles, veredas, plazas y parques de las ramas caídas.