11 años. 22 películas. Más de 30 superhéroes presentados. El renacimiento de una histórica editorial (Marvel) desde el cine. Todo resumido y cerrado en tres horas de acción, emoción, sorpresas, aventura y suspenso.

El MCU (Universo Cinematográfico de Marvel en inglés) culmina con esta cinta su primera gran etapa: “La Saga del Infinito”, como la denominó Kevin Feige, productor ejecutivo.

Es un final perfecto, acorde al enorme y complejo hilo de historias que crearon. Todo engrana, tiene un porqué y conduce a los últimos 30 minutos de un filme que quedará para la historia.

Los hermanos Russo tenían la difícil tarea de mezclar a los protagonistas de 20 películas en sólo cinco horas y media, divididas en dos títulos (Infinity War y Endgame). Pero sobre todo, debían darle un desenlace a los personajes más importantes del cine de esta década: los seis Avengers originales.

Infinity War fue la caída de los héroes. La derrota más dura que se recuerde en el cine basado en novelas gráficas. El final, con la mitad del universo desaparecido, dejó un vacío pero un mensaje: “Los buenos no siempre ganan”. La duda surgió al instante: “¿Qué sigue después de una derrota definitiva?”.

Los sobrevivientes no fueron casuales: Tony Stark, el Capitán América, Hulk, Thor, Black Widow y Hawkeye pelean hace dos lustros contra enemigos terrenales y espaciales. Sus historias tuvieron idas y vueltas pero apuntaron siempre a este momento. Cada uno tiene un cierre coherente a su desarrollo: historias de sacrificio, recuperación, equilibrio, propósito, redención y paz.

Los guionistas, junto a productores y directores, logran su objetivo: mantienen al espectador tensionado pero entretenido con una historia que resume la saga. Guiños y referencias a los mejores momentos, un vistazo a viejos personajes entrañables y hasta olvidados, explicación de huecos argumentales y un enemigo en común que ya se ganó su lugar en el Hall de la Fama del cine de ciencia ficción: Thanos.

Thanos no representa al mal “porque sí”. No quiere conquistar ni dominar. No existe una luz y una oscuridad como en Star Wars o en las tradicionales historias de cómic. Thanos es un antagonista: también quiere salvar vidas, como los Avengers, pero desde un lugar que la moralidad y las leyes naturales no aceptan. Es un genocida convencido en que su teoría es la única que puede rescatar a la humanidad. Algo que la historia, lamentablemente, se cansó de repetir en la vida real.

La batalla final es épica. El cierre emotivo. Pero lo más importante es que los fanáticos saldrán del cine respirando hondo y agradeciendo por la satisfacción de haber obtenido una conclusión que le hace honor a la seriedad argumental con la que se empaparon durante 11 años.

Esto sigue… Marvel Studios y Disney tienen planes para el futuro. Hay personajes co. historias por contar. Sin embargo, bien podría finalizar aquí y no volver a filmarse una película de estos héroes modernos: nadie podría reclaman que están en deuda.