La periodista María Julia Oliván debutó como modelo de lencería para la reciente campaña de una una firma de ropa interior.

En diálogo con Los ángeles de la mañana, la panelista de Intratables contó que aceptó la propuesta enseguida. Dijo que aunque al principio tuvo algunos reparos y pidió no mostrar más que hasta la cintura, hasta que comenzó la producción. "Me solté e hicimos un montón de fotos, la pasamos muy bien", contó.

Según explicó, su intención es ayudar a quebrar la idea de belleza ligada a la delgadez (propia de un concepto de cuerpo hegemónico construido).

"Tener kilos de más nos puede resultar acomplejado y es retro no entender que la belleza no se mide o pesa en la balanza. Es vintage. Uno tiene que hacer pie o fuerza en la confianza personal", afirmó.

maria julia oliván


"Las mujeres tenemos que poner la fuerza en el adentro porque todas somos vulnerables a cualquier cosa que nos pueda pasar en la vida. No podemos apoyarnos en la imagen que tenemos de nosotros, o peor, la que los demás tienen, porque morimos. Nos derrumbamos en la primera. La fuerza de cualquier mujer hay que buscarla en otro lado. Yo mido 1,68 y no voy a medir 1,73 nunca y tampoco soy de comer como un pajarito", abundó Oliván, el diálogo con el programa que seguís en las mañanas de El Tes.

Además, adelantó que el modelaje le pareció “muy divertido” y que “ahora va por Ashley Graham”, la modelo estadounidense XL.

"Estoy abierta a nuevas contrataciones, encontré un nicho, quiero ser la modelo gorda argentina, me gustó. ¡No puedo hacer dieta por contrato!", cerró.

La militancia gorda o “fat activism” es un movimiento que nació en los ’70 en Estados Unidos en favor de los cuerpos disidentes. Una de sus premisas apuntaba a que la palabra “gordo” o “gorda” deje de utilizarse como un insulto.

La mirada transversal que propone el movimiento no sólo cuestiona al mundo de la moda, sino que también alcanza a las dietas y al propio sistema médico para que “deje de considerar a la persona gorda como alguien enfermo”.

Las mujeres son las que más sienten la presión social en sus cuerpos. Sobre ellas pesan discursos sociales que proponen la hiperdelgadez como uno de los cánones de belleza. Y de lo que se trata es de generar un cambio de mirada que apunte a una “belleza real”.