El andar de Rosario Central en el torneo es bastante irregular: se encuentra en la 17° posición con 16 puntos producto de 5 triunfos, 1 empate y 8 traspiés.

Este camino sinuoso en la campaña Canalla tiene seguramente varias aristas y motivos para analizar pero hay uno que es insoslayable: el poco (casi nulo) recambio que tiene el plantel.

Sobre el final del semestre pasado, Kily González pareció encontrar el funcionamiento, los intérpretes y aparecieron los buenos resultados. Se puede decir que terminó ese semestre logrando objetivos y con la sensación de que el equipo estaba. 

Broun; Martínez, Almada, Ávila, Blanco; Zabala, Ojeda, Vecchio, Ferreyra; Gamba y Ruben era una formación que salía de memoria y que solo necesitaría algún retoque mínimo y especialmente recambio de confianza para dar un salto de calidad.

Sin embargo eso no ocurrió: los refuerzos que llegaron no dieron la talla (jugaron poco y mal), no hubo grandes apariciones juveniles y hasta algunos futbolistas que parecían asentados bajaron si nivel (los casos de Zabala y Pupi Ferreyra son los más emblemáticos).

Y en un semestre con una exigencia mayor, y que arrancó con doble competencia, el recambio nunca estuvo a la altura y los resultados no fueron (no son) los esperados. 

Y aquí no hay lugar para grises, porque los números son elocuentes: en lo que va del semestre, entre torneo local y Copa Sudamericana, Central disputó 18 partidos (14 domésticos y 4 internacionales) y sus resultados fueron bien distintos dependiendo de la formación que puso en cancha: con 11 o 10 titulares jugó 8 partidos (San Lorenzo, Banfield, Boca, Central Córdoba, Arsenal, Newell's y los dos con Bragantino), de ellos ganó 4, empató 1 y perdió 3, sumando casi el 55% de los puntos. Con 8 titulares (o menos) disputó 10 encuentros (Argentinos, Talleres, Independiente, Sarmiento, Aldosivi, Godoy Cruz, Gimnasia, Vélez y los dos ante Táchira), de esos solo ganó 2, igualó 1 y cayó en 7 obteniendo apenas un 23% de los puntos. 

Hay dos o tres alicientes para tener en cuenta que hacen a estos datos aún más contundentes:

* Los 3 partidos que perdió con el equipo completo fueron ante rivales de jerarquía (Boca y Bragantino). Incluso ante el Xeneise sucumbió en el descuento y en Brasil fue claramente perjudicado por el árbitro.

* Con equipo totalmente alternativo jugó solamente dos partidos (Sarmiento e Independiente) y cayó en ambos.

* Las dos victorias con el equipo incompleto fueron ante Vélez y Táchira, y allí no se resintió el bloque pues en ambos casos faltaron el arquero (Broun tenía Covid) y la dupla de delanteros.

Los números son claros. Un viejo axioma futbolero dice que "por algo los titulares son titulares y los suplentes son suplentes". Y en este plantel auriazul es una verdad irrefutable...