La causa que investiga la sustracción de 11 armas de fuego que estaban bajo custodia tuvo un avance este viernes. El fiscal de la Agencia de Criminalidad Organizada Matías Edery imputó por tenencia de arma de fuego a un joven de 20 años que recibió el armamento por parte de un policía de la División Balística, quien a cambio obtuvo una moto. Las armas fueron secuestradas el pasado 20 de abril en una vivienda de Empalme Graneros y por la numeración se comprobó que ya estaban judicializadas y eran evidencia de causas en trámite.

El escándalo tiene por ahora a tres protagonistas. Por un lado, a Lautaro Greco, el joven de 20 años, allanado el pasado 20 de abril en una vivienda de Garzón al 900 bis, donde el personal de Inteligencia de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) secuestró las 11 pistolas de diversos calibres. Por otro, al suboficial de Balística (dependiente de AIC) Juan Carlos Belotti, de 21, imputado el martes por peculado, es decir malversación de fondos públicos: en este caso, la sustracción de pistolas.

El restante es el cuñado de Greco, Stefano Lucas Alessandro, de 20 años y dueño y entrenador del gimnasio al que asistía al policía, el lugar donde se habría pergeñado la maniobra.

Edery le atribuyó a Alessandro haber recibido del policía Belotti las once pistolas (calibres 22, 9, 11.25, .380 y 40 milímetros).

A cambio, dijo el fiscal, Alessandro le entrego a Belotti una Honda XR Tornado.

“Estas armas se encontraban bajo custodia en la Sección Balística de AIC y correspondían a evidencias judiciales ya que habían sido secuestradas en procedimientos policiales y judiciales”, dijo el fiscal. Al término de la audiencia, el juez Hernán Postma le dictó a Alessandro la prisión preventiva por 90 días.

Todo comenzó destaparse el pasado 20 de abril personal de la AIC allanó a Greco gracias al dato de un informante que había visto una historia temporal en el Instagram Lautii_greco donde este posaba con armas. En la casa de Garzón 900 bis secuestraron las 11 pistolas y cogollos de marihuana.

“Las armas de fuego me las trajo el lunes mi cuñado, Alessandro Lucas, y me dijo que el martes las pasaba a buscar. Yo lo conozco hace muchísimo y cómo favor de perejil le dije «bueno, yo te las tengo hasta mañana». Yo le pedía por favor que me las saque, y el miércoles fue que me cayó el allanamiento. Las se las vendió un policía que lo conoce del gimnasio”, había declarado Lautaro Greco al ser imputado.

En la causa constan las sospechas de los compañeros del policía: “Estaba trabajando una causa compleja, tengo todo el material que estoy trabajando en la oficina del microscopio abajo de la cámara, las armas selladas y lacradas con firma mía lo que es el mecanismo y las vainas y balas individualizadas en una caja sellada y lacrada con firma mía. Un día llego y veo que estaba desordenado. Me voy a las cámaras y reviso la filmación. Veo que en la noche anterior a mi guardia estaba este muchacho Belotti y otro de los nuevos que no sé el apellido, manipulando todo el material que estaba dentro de la oficina. Sacaban las cosas, las armas, se sacan fotos con las armas, mueven los secuestros”.

La investigación, además, salpicó a compañeros y superiores de Belotti. La fiscalía secuestró los celulares de unos 30 agentes de Criminalística, entre ellos el del hermano de la jefa de Policía Emilse Chimenti, el subcomisario Cristian “Mosquito” Chimenti, para determinar si hay más agente detrás de la maniobra de corrupción.

Lo cierto es que el escándalo puso de relieve la precariedad de instalaciones de la oficina de Balística. En la imputación a Alessandro hay incorporado el testimonio de un uniformado que señala que en esa división: “No hay personal fijo para recibir los secuestros, lo hace el que atienda la puerta, al armamento secuestrado tenemos acceso todo el personal de balística ya que no quedan bajo llave”.

“Si es un policía solamente en que sacó armas, nosotros creemos que no puede ser tan sencillo, porque queremos saber si hay más armas que no están allí. Vivimos en Rosario, sabemos el problema que hay con las armas y si una fuente de las organizaciones criminales para obtener las armas son las mismas armas depositadas es un problema mucho más serio”, advirtió el fiscal Edery en diálogo con Rosario3.