Pablo Ventura, detenido número 11 por el crimen del joven Fernando Báez Sosa a la salida de un boliche en Villa Gesell el último fin de semana, recuperó su libertad este martes a la noche mientras continúa la investigación del hecho.

Ventura fue señalado por otros arrestados pero tanto él como su entorno sostuvieron siempre que esa noche no se encontraba en la ciudad costera sino en Zárate, donde viven él y el grupo de rugbiers sospechados.

Por otra parte, también este martes fueron identificados dos rugbiers acusados como coautores del crimen.

Se trata de Máximo Thomsen y Ciro Pertossi mencionados como coautores del homicidio y a los otros ocho sospechosos de haber participado del hecho.


Verónica Zamboni, titular de Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 6 gesellina, acusó a Thomsen (20) y Pertossi (19) de "homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o más personas", delito que prevé la pena de prisión perpetua; mientras que a los otros imputados los consideró "partícipes necesarios".

Juntan firmas


Por otra parte, se conoció que una petición en la plataforma change.org que reclama que se haga justicia por el crimen sumó más de 35.000 firmas en poco más de 24 horas.

Mientras que el intendente de Villa Gesell, Gustavo Barrera, decretó dos días de duelo luego de un reclamo en ese sentido realizado por vecinos y turistas que el lunes a la noche se movilizaron hasta la puerta del boliche frente al que se cometió el crimen para repudiar el hecho y pedir justicia.


El crimen de Fernando ocurrió el sábado, alrededor de las 4.50, a la salida del boliche "Le Brique", en la avenida 3 y Paseo 102, en pleno centro de Villa Gesell, donde el joven estudiante de Derecho fue atacado a golpes de puño y patadas que le provocaron la muerte.

Además de Thomsen, Ciro Pertossi y Ventura, también fueron detenidos el mismo día Matías Benicelli (20); Ayrton Viollaz (20); Luciano Pertossi (18); Lucas Pertossi (20); Alejo Milanesi (20); Enzo Comelli (19); Juan Pedro Guarino (19) y Blas Cinalli (18).

Excepto Ventura, los diez rugbiers fueron apresados por la Policía en una casa situada a pocas cuadras de la escena del crimen, la cual habían alquilado para pasar sus vacaciones.