El narco rosarino Claudio Javier “Morocho” Mansilla, último recapturado de la célebre fuga de la cárcel de Piñero, sumó una nueva acusación por instigar un crimen desde prisión.

Se trata de la muerte de Rubén Giménez, un hombre que fue ejecutado en noviembre de 2019 en una canchita de fútbol de barrio Hostal del Sol. Giménez era integrante de una familia que mantuvo un feroz enfrentamiento con Mansilla y, en esa contienda, sufrió más de una baja.

El Morocho, referente criminal del barrio Santa Lucía y la periferia oeste, cumplirá 40 años el próximo 28 de noviembre en el penal federal de Ezeiza. A ese presidio bonaerense fue trasladado luego de ser recapturado en junio de 2022, tras pasar casi un año prófugo por fugarse de la cárcel de Piñero, donde recaló en diciembre de 2018 tras ser detenido en Capitán Bermúdez, en la casa de su pareja Jésica “La Fea” González, también ligada al hampa.

El Morocho fue condenado a 25 años de prisión por los homicidios de Kevin Nieri y Leonel Bucabar, adolescentes acribillados en septiembre de 2018 en un pasillo de Lima al 2100.

En agosto de 2022 obtuvo una condena federal a 12 años de prisión como líder de una banda que comercializaba estupefacientes en Santa Lucía. Y sumó un pedido de prisión perpetua por encargar –pago de 100 pesos mediante– el homicidio de Mauricio Ezequiel Gómez, en abril de 2021. Una causa que aún debe ser llevada a juicio.

El frente judicial del Morocho, que ya es de prisión de por vida, se complicó todavía más. Este jueves, la fiscal Georgina Pairola citó evidencia para imputarlo del asesinato de Rubén Giménez, por el que pagó 10 mil pesos e ideó el plan, según la investigación. Homicidio doblemente calificado (por promesa remuneratoria y concurso premeditado de dos o más personas) agravado por el uso de arma de fuego, en calidad de instigador-autoría intelectual, fue la calificación legal que aceptó el juez.

El plan criminal tuvo lugar el 24 de noviembre de 2019, en un potrero de Pujato al 8000. Emanuel Damián Olmedo, Lautaro Agustín “Lauti” Acevedo y, al menos, tres personas no identificadas abordaron a Giménez; Olmedo le efectuó dos disparos que provocaron su deceso por lesión cráneo-encefálica. Todo ocurrió mientras la víctima jugaba un picado en esa canchita del extremo noroeste.

Rubén Giménez encabezaba un grupo que se enfrentó a la banda del Morocho en 2019 por el control del barrio y la venta de drogas. Ya en febrero de ese año habían intentado matarlo en 27 de Febrero al 7300, ocasión en que sobrevivió varios balazos. El 2 de agosto de ese año en Misiones al 2100 le dispararon a su madre, Catalina Aquino, pero la mujer sobrevivió. Entonces fueron por un cuñado de Giménez, Sergio Birri, el 19 de noviembre de 2019: los soldados del Morocho lo acribillaron en su casa de Estudiante Aguilar al 7700. Cinco días después, fue el turno de Giménez.

La saga tuvo otro hito hace tres meses, cuando fueron por Catalina Aquino, a quien finalmente mataron frente a su marido en su casa. Fue el 8 de agosto, el mismo día que el Morocho recibió su condena federal y el pedido de un fiscal provincial de prisión perpetua.