El caso de Lucía Carpanetto, una joven rosarina de 21 años asesinada en diciembre de 2022, parece encaminarse finalmente a juicio. Tras un prolongado parate sin novedades, este mes fue imputado el recluso Darío Varela (24) como quien habría contratado a un sicario para matar a la chica, luego de pactar un encuentro en una calle oscura de la zona sur. Pero este miércoles la investigación sumó una pieza clave: la hermana del preso, Silvia Varela, quedó en prisión preventiva efectiva como partícipe primaria del crimen. Para el fiscal Alejandro Ferlazzo no hay dudas de que la mujer quería muerta a Lucía, un deseo que se concretó con el pago de 150 mil pesos.
Ante el juez Jorge Andrés Rodríguez, el fiscal detalló la imputación a Silvia Ailén Varela (26), quien quedó formalmente detenida el 16 de diciembre, cuando se entregó en la sede de la Policía de Investigaciones, luego de que su vivienda fuera allanada.
Con el rol criminal atribuido a esta sospechosa, la investigación parece haber echado luz sobre el móvil del homicidio de Lucía, una joven de clase media envuelta en un conflicto con su ex pareja, a quien había denunciado por violencia de género y abuso sexual. Esa situación escaló por vías extrajudiciales hasta involucrar a Silvia Varela, actual pareja del hombre al que Lucía denunció, que es hijo de un condenado por narcotráfico.
Mensajes comprometedores
En diciembre de 2022, Darío Varela se encontraba preso por delitos que luego le significarían una condena a 17 años de prisión. Desde el encierro, recibió comunicaciones de su hermana Silvia, quien le informó del problema que mantenía con Lucía, ex pareja de Ramiro C., su actual novio. Darío, vinculado a un clan delictivo, mantenía contacto con el exterior mediante un teléfono celular ingresado de manera ilegal al penal.
Así se fue tramando el plan que también involucró a Valentín Rodríguez, un joven de 18 años que ofició de asesino a sueldo. “El plan consistió en generar una cita de índole sexual que incluyó reservar una habitación de un hotel”, sostuvo la Fiscalía.
De este modo, el 14 de diciembre de 2022, a las 0.31, Rodríguez citó a Carpanetto en Muñoz 783 y, tras su arribo en taxi, aprovechando la nocturnidad, la mató de un disparo en la cabeza. Luego le robó el celular Samsung, tras borrar contenido del aparato con la intención de destruir evidencia incriminatoria.
“El hecho fue cometido además en un contexto de violencia de género, que tuvo lugar a partir de la relación que entabló para lograr convocarla al sector donde finalmente ejerció violencia física con el arma de fuego, aprovechando la vulnerabilidad estructural de Lucía Carpanetto”, dijo el fiscal. Se supo también que la joven arrastraba un consumo problemático de drogas que había comenzado a afectar su salud mental.
Esta cronología quedó al descubierto a partir del peritaje del celular de Silvia Varela, secuestrado tiempo atrás. Pese a que gran parte de los mensajes estaban borrados, surgieron evidencias de notable contundencia.
El 4 de diciembre de 2022, Silvia le informó a su hermano del problema con “la ex de Ramiro” y le envió una captura de una conversación que había mantenido con Lucía. Darío le preguntó el nombre de la joven y Silvia respondió “Lucía Carpanetto”. También le indicó que vivía por San Juan y Oroño y deslizó que “se iba con cualquiera por plata”, para luego expresar: “Ojalá la maten”.
Darío le pidió su Facebook y Silvia le pasó la cuenta de Instagram y fotos de Lucía, con la intención de que la joven “pescara”, es decir, cayera en la trampa. “Que se muera esa bastarda”, fue uno de los mensajes recuperados de ese intercambio inicial, un deseo de Silvia que se cumpliría días después.
El 12 de diciembre, desde el call center carcelario, Darío le escribió a su hermana: “150 palo me sale tu laburo, pero no pasa nada, lo van a hacer igual”. Tras un intercambio de mensajes luego borrados, la mujer dio el visto bueno: “Que vaya con San Pedro nomás”.
Luego de un intento fallido, en el que quedó evidenciado que Varela no tenía reparos en ordenar el asesinato de una amiga de Lucía que podía convertirse en eventual testigo, llegó el 14 de diciembre.
Del peritaje del celular de Silvia surgió un intenso intercambio de mensajes borrados coincidentes con el momento del crimen en Muñoz al 700. “Borrá”, le dijo la joven a su hermano. Y luego: “Gracias, Dios te bendiga”.
Ese mismo día, ya por la tarde, Varela cambió de chip y los mensajes comenzaron a llegar desde otro número. “Hermana, salió todo en las noticias”, le escribió. “No le digas nada a mami”, cerró.
En marzo de 2023 fue detenido el presunto ejecutor material, Valentín Rodríguez, a quien ahora la Fiscalía le readecuó la imputación, agregando cargos por robo y el agravante de criminis causa.
Varela, en tanto, quedó detenida por el plazo de ley como partícipe primaria de homicidio calificado por precio o promesa remuneratoria, por mediar un contexto de violencia de género y por criminis causa, agravado por el uso de arma de fuego.



