“Yo estaba incomunicado, ahora agarré teléfono y los estoy volviendo loco a todos, así que fíjate, amigo, que vas a tener que pagar o vas a tener problemas. Fijate si vas a pagar o te vamos a matar uno en la puerta”. La amenaza está atribuida al recluso de la cárcel de Coronda Andy Fabián Benítez, que purga condenas por robo y narcomenudeo. Según una investigación reciente del fiscal Gastón Ávila, Benítez está al mando de una banda dedicada al robo y las extorsiones, como fue el caso de un mecánico de barrio Ludueña, del noroeste de Rosario, a quien bajo amenazas le hicieron entregar un vehículo, 100 mil pesos y obligaron a reparar un auto robado. 

Esa fue una de las imputaciones contra cuatro varones y una mujer este viernes, en una audiencia en la que la fiscalía expuso los roles de los integrantes sindicados de integrar una asociación ilícita, con el recluso Benítez a la cabeza desde su celda en el penal santafesino.

Benítez, de 26 años, ya contaba con una imputación que lo señala como jefe de una organización delictiva que cometió delitos en Ludueña y Empalme Graneros. Una alianza que se tejió en la cárcel de Piñero, donde compartió pabellón con Matías “Pino” César y Julián Aguirre, sus entonces aliados.

Según los investigadores, con el padrinazgo de César –ligado a los Monos–, Benítez y Aguirre se propusieron “copar” esos barrios del noroeste rosarino, barrer a los competidores y hegemonizar el mercado de drogas y aprietes. En esa causa de varios capítulos judiciales, también están acusados personajes de la crónica policial como Mauro Gerez y Jonatan “Peco” Almada, detenidos el año pasado.

A partir de incidentes intramuros entre Benítez y sus antiguos socios, su traslado y hechos de sangre en la calle, la sociedad se consideró rota, confiaron investigadores. Benítez, sin embargo, parece haberse rearmado, ya que ahora le imputaron una serie de delitos que comenzó en mayo de 2023.

Uno de los siete casos imputados fue la extorsión consumada a un mecánico de Ludueña, que debió entregar un Renault Logan, la suma de 100 mil pesos y reparar autos a pedido de la organización o de lo contrario “tendría problemas”.

“Listo después no llores ni batas la cana”, aseguran que le dijo Benítez a la víctima a fines de junio.

Dos integrantes de la gavilla, Enzo Damián “Gordo” Blanco y Xiomara “Rubia” Ravasotti, fueron acusados de presentarse en una vivienda de Arévalo al 6300 y bajo amenazas, apoderarse de un VW Gol y un Fiat 147. Y de obligar al mecánico a retirar y reparar el Gol en su taller.

Blanco –actualmente en prisión por dos casos de tentativas de homicidio– y Ravasotti, también detenida en junio, fueron imputados como “organizadores” de la banda. El fiscal indicó que son las personas que tienen contacto directo vía celular con Benítez.

La fiscalía también los consideró responsables de la usurpación del inmueble de Solís al 350, y de vender un vehículo Renault 19 y chatarra que estaba en ese lugar, haciéndose pasar como dueños, lo que configuró el delito de estelionato, además del robo.

Para la fiscalía, otros miembros del grupo son Brian “Charli” Casas, ligado a roles operativos, y Maximiliano “Negu” Verón, que “participa de los negocios de la organización” y logística. Negu quedó en prisión preventiva por 90 días y a los restantes, el juez Florentino Malaponte dictó una medida cautelar por el plazo de ley.

La causa tiene un prófugo. Y como “brazo armado” está sindicado un adolescente de 16 años cuyo expediente tramita en el juzgado de menores.