Siete de la mañana. Roberto Sukerman arranca el último día de campaña en la calle, como todos los días desde que asumió su banca en el Concejo Municipal. En bondi o en bicicleta, en los últimos dos años no paró de recorrer vecinales, clubes, escuelas, centros comerciales. Se reunió con vecinos que piden seguridad, agua o cloacas. Atendió personalmente casos que fueron llevados a la justicia por quita de pensiones a personas con discapacidad o faltante de vacunas en los Centros de Salud.

El candidato peronista, muestra una hiperactividad que muy pocos pueden igualar. En su equipo de trabajo, se turnan para acompañarlo en las extensas jornadas que comienzan muy temprano, terminan muy tarde por la noche y no conoce sábado, domingos o feriados. En el medio, Roberto se toma su tiempo para atender los cientos de mensajes que llegan por día a su teléfono celular que es público desde hace años y que desde que lo volvió a mostrar en el debate televisivo, le generó una catarata de mensajes con muestras de afecto y pedidos concretos por problemas en la ciudad.

“Los vecinos nos hablan de problemas estructurales que la Municipalidad debería haber resuelto hace tiempo. Nosotros buscamos soluciones, pero lo concreto es que hay una gestión completamente agotada que no da respuestas ni siquiera a reclamos como la quita de un árbol que se puede caer. A partir de ahí ¿cómo podemos pensar que se resuelvan temas más graves como la inseguridad o la falta de empleo?”, asegura.

Por eso, desde el día 0 en que Sukerman comenzó a idear un plan de gobierno para la ciudad, se propuso como objetivo no ser un intendente de saco y corbata que gobierne encerrado en una oficina: “Lo que rosario necesita es un intendente que le solucione los problemas a los vecinos. Arranco el día muy temprano visitando a los trabajadores en las dependencias municipales porque es fundamental incentivar a quienes son la fuerza de trabajo del Estado para solucionar los problemas cotidianos”, explica.

A diferencia de otros candidatos, Sukerman viaja en colectivo y es un usuario activo de la bicicleta como medio de transporte: “Con mi equipo nos movemos en colectivo, primero porque somos usuarios del transporte público desde siempre, pero además ¿cómo puede un funcionario hablar de la calidad del transporte si nunca lo usa? Esa distancia que hay con los vecinos, genera una disociación con los problemas reales que tienen los rosarinos y hace que sean incapaces de dar respuestas”.

En este sentido agrega: “No se puede hacer política desde una burbuja, o con planes que son escritos desde oficinas por técnicos que no conocen el territorio. Tiene que existir un vínculo con los ciudadanos que son los que tienen el termómetro de la realidad. Por eso como intendente voy a atender todas las semanas en un distrito diferente y nos vamos a reunir con los vecinos permanentemente porque ellos van a ser parte de este gobierno”.

La campaña electoral está por llegar a su fin, pero Sukerman no luce cansado. Por el contrario, sus compañeros de trabajo aseguran que a pesar de las jornadas extenuantes cada día parece tener más energía.

El día luce gris y con pronóstico de lluvia, por eso hoy decidió dejar de lado su popular bicicleta y subirse al 127 para empezar la primera de las últimas recorridas que tiene prevista para la jornada. “No es momento de hacer actos grandilocuentes, los rosarinos y rosarinas la está pasando muy mal por la situación económica, por los tarifazos de Macri y de Lifchitz, por la inseguridad y la falta de empleo. Por eso volvemos al territorio como todos los días, para estar con los vecinos y planificar lo que se viene, para ver como salimos adelante entre todos. Es un momento crítico de la Argentina pero sabemos que hay una esperanza. Este domingo, los rosarinos vamos a ganar”.