El presidente Javier Milei realizó un asado de fin de año en la Quinta de Olivos para agasajar a los integrantes de su Gabinete. El encuentro –que los medios especializados afirman comenzó a las 21– tuvo como objetivo consolidar el núcleo duro del gobierno de cara a las negociaciones con fuerzas aliadas en el Senado para la sanción del Presupuesto 2026, que se tratará el próximo viernes.
La reunión sirvió como cierre de un año convulsionado en materia legislativa y económica, pero que repuntó a partir de la intervención del Tesoro norteamericano y el consiguiente triunfo en las elecciones nacionales de octubre. Previo al comienzo del encuentro, Milei obsequió a cada miembro del gabinete una copia del libro Defendiendo lo indefendible, del economista libertario Walter Block.
Entre los receptores del ejemplar se cuentan los ministros Luis Caputo (Economía), Sandra Pettovello (Capital Humano), Federico Sturzenegger (Desregulación), Diego Santilli (Interior), Mariano Cúneo Libarona (Justicia), Mario Lugones (Salud), Alejandra Monteoliva (Seguridad) y Carlos Presti (Defensa). También participaron de la velada la senadora Patricia Bullrich, el diputado Luis Petri, el presidente de la Cámara de Diputados Martín Menem, el asesor presidencial Santiago Caputo, la secretaria general de la Presidencia Karina Milei, el canciller Pablo Quirno y la secretaria de Legal y Técnica, María Ibarzábal.
¿De qué trata Defendiendo lo indefendible?
El libro se publicó en 1976 y marcó un punto de inflexión en la teoría política y económica contemporánea –según se desprende de distintas fuentes especializadas consultadas–, consolidando a su autor Walter Block como uno de los exponentes más audaces y consistentes de la Escuela Austriaca y el anarcocapitalismo.
La obra, lejos de ser un mero ejercicio de provocación, constituye un tratado riguroso de microeconomía y filosofía del derecho que busca aplicar el principio de no agresión (NAP) a los casos más extremos y socialmente repudiados de la conducta humana.
El libro propone que individuos estigmatizados como "chivos expiatorios" —desde prostitutas y proxenetas hasta chantajistas y rompe huelgas— realizan en realidad funciones productivas y beneficiosas en un mercado libre, siempre que sus actos no involucren el inicio de la violencia física o el fraude contra terceros.
El análisis de Block se asienta sobre la premisa de que la legitimidad de cualquier acción humana debe deducirse exclusivamente de los principios básicos del libertarismo: el derecho de propiedad privada y el axioma de no agresión. En este marco, el NAP establece que nadie puede iniciar violencia física, o la amenaza de la misma, contra otra persona o su propiedad legítimamente adquirida. Para Block, este principio no es negociable y constituye la esencia misma de la libertad; cualquier acto realizado por adultos que consienten, por más moralmente reprobable que sea considerado por la mayoría, debe ser legal en una sociedad libre.
La distinción entre moralidad y legalidad es crucial en la arquitectura del pensamiento de Block. El autor reconoce que muchos de los comportamientos que defiende pueden constituir "vicios" o ser "revoltantes" desde una perspectiva ética personal, pero sostiene que el propósito del derecho no es imponer la virtud, sino proteger los derechos individuales de la agresión externa. Esta postura lo alinea con la tradición de Murray Rothbard, quien veía en la ley libertaria una teoría del castigo justificado más que un código de conducta moral.
Principales arquetipos analizados por el libro de Block
- La prostituta y el proxeneta: su defensa no se basa en una validación moral de sus actividades, sino en su carácter de prestadores de servicios en un mercado donde existe una demanda clara.
- Vendedor de drogas y adictos: el análisis del autor se centra en el derecho de cada individuo a decidir qué sustancias introduce en su propio cuerpo, un concepto derivado directamente de la auto propiedad.
- El chantajista y el difamador: considerado uno de los capítulos más polémicos del libro, acá Block lleva los derechos de propiedad y la libertad de expresión a sus conclusiones más radicales, desafiando las nociones convencionales de justicia penal en favor de ambos arquetipos.
- Evasores impositivos y funcionarios corruptos: Block defiende a figuras que operan al margen de las regulaciones estatales, viéndolas como correctores de las ineficiencias causadas por la intervención gubernamental. En sus ejemplos habla del conductor de taxi ilegal (símil conductores de aplicaciones ilegales), el revendedor de tickets para eventos y el policía corrupto
- El falsificador vs. el Estado: el autor sostiene que el falsificador privado de moneda fiduciaria (fiat) no comete un crimen en sentido tradicional. Su lógica es que el gobierno, al imprimir billetes sin respaldo, ya está realizando una falsificación a gran escala que diluye el valor de los ahorros de los ciudadanos. El falsificador simplemente está compitiendo con el monopolio estatal de la falsificación.
- El tacaño, el prestamista y el heredero: El tacaño es reivindicado como un benefactor social. Al retirar dinero de la circulación y guardarlo "bajo el colchón", el tacaño reduce la oferta monetaria efectiva, lo que ejerce una presión a la baja sobre los precios (deflación). El prestamista, calificado de "usurero", es defendido por proporcionar capital a quienes tienen necesidades urgentes y alto riesgo de impago. Block argumenta que las leyes contra la usura son en realidad ataques contra los pobres, ya que les impiden acceder al crédito legal y los empujan hacia mercados negros más peligrosos. Finalmente, el heredero es defendido simplemente por el derecho de propiedad. Si una persona tiene derecho a poseer algo, tiene derecho a regalarlo a quien quiera, y el receptor tiene derecho a conservarlo sin pedir disculpas a la sociedad.
- Minería a cielo abierto y el arrojador de basura: La defensa del minero a cielo abierto se basa en una comparación de riesgos: esta forma de minería –afirma Block– es más segura para los trabajadores que la minería subterránea, que causa enfermedades respiratorias y muertes por derrumbes. Si los costos ambientales son internalizados, el balance es positivo para la vida humana. Respecto al arrojador de basura, Block argumenta de forma provocadora que el acto de tirar basura solo es un problema en la propiedad pública. En una calle privada, el propietario establecería reglas y cobraría por la limpieza o prohibiría el acto. La basura en las calles es un síntoma de la propiedad gubernamental, donde nadie tiene el incentivo de dueño para mantener el área limpia.
- Rompe huelgas y productividad elevada: Block eleva a la categoría de héroe al "carnero" porque desafía la coerción colectiva de los sindicatos y ejerce su derecho individual a trabajar por el salario que él considere aceptable. El "reventador de tasas" —el trabajador que produce más que la media— es defendido por aumentar la riqueza general, a pesar de la presión social de sus compañeros para que trabaje menos.
- Empleador de Trabajo Infantil: Block presenta una defensa económica del empleador de niños, argumentando que en sociedades pobres, el trabajo infantil es una respuesta voluntaria a la miseria extrema. Prohibir el trabajo infantil no elimina la pobreza que lo causa; al contrario, quita a las familias una fuente de ingresos necesaria para la supervivencia, empujando a los niños a menudo a la prostitución o al hambre. El empleador, al proporcionar una oportunidad de trabajo, ofrece una salida preferible a las alternativas de indigencia.
Si bien no debería de sorprender, el libro que eligió como regalo el presidente a su Gabinete, generó detractores dentro del mundo económico luego de su lanzamiento en la década del 70 del siglo pasado. La obra de Block no solo ha sido atacada por sectores que defienden el rol del Estado en la economía, sino que generó fracturas dentro del propio movimiento libertario debido a su tono y a ciertas debilidades lógicas percibidas.
Entre los críticos aparece el nombre del economista Bryan Caplan que identifica, desde su perspectiva, tres fallas fundamentales en el enfoque de Block:
- Omisión de la irracionalidad humana: Caplan sostiene que Block asume dogmáticamente que las personas siempre conocen sus intereses. Ignora que muchos individuos, como los adictos crónicos o quienes eligen estilos de vida autodestructivos, pueden estar cometiendo errores sistemáticos que el sentido común puede prever.
- Ignorancia de las externalidades: mientras Block es feroz contra la fuerza estatal, ignora las externalidades negativas "no violentas" pero graves, como el impacto de un adicto a la heroína que gasta el 90% del presupuesto familiar, dejando a sus hijos en la miseria. Caplan argumenta que el tamaño del hábito importa y que la moralidad no puede ignorar estas consecuencias.
- El uso abusivo del término "héroe": Caplan afirma que llamar héroe a un adicto o a un tacaño es un abuso del lenguaje. Para que un acto sea heroico, debe ser intencionalmente beneficioso para otros y realizado con virtud, no simplemente ser un acto no agresivo realizado por interés propio.
El libro de Block que el presidente le obsequió a su Gabinete y colaboradores más cercanos, sigue siendo la "vanguardia" del pensamiento libertario porque lleva los principios de la libertad individual a su límite lógico. Friedrich Hayek –uno de los autores de cabecera del presidente Javier Milei– señaló que el libro actúa como una "terapia de choque" que obliga al lector a despojarse de prejuicios arraigados y a confrontar la realidad de cómo funcionan las fuerzas del mercado. Incluso en los escenarios más impopulares.



