Los distintos patógenos comenzaron a volverse resistentes frente a los antibióticos que servían para tratarlos y, por tal motivo, la ciencia debe seguir avanzando para combatirlos con nuevas fórmulas. Estos patógenos son conocidos como superresistentes y conforman una amenaza para la salud en general, causando más de un millón de muertes anualmente.

Dentro del grupo de las bacterias denominadas grammnegativas, que poseen dos membranas difíciles de atravesar para muchos antibióticos, se encuentra la Acinetobacter baumannii, la cual fue muy frecuente durante la pandemia de Covid-19. En ese momento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) la señaló como amenaza urgente para crear antibióticos que la combatan.

Un nuevo tipo de antibiótico

En la revista científica Nature se publicó un reciente trabajo a cargo de la empresa farmacéutica Roche, en donde científicos descubrieron y desarrollaron Zosurabalpina, un nuevo tipo de antibióticos para tratar las resistencias de Acinetobacter Baumanni. A partir de una base de datos de 45.000 péptidos sintéticos, moléculas diferentes de las que suelen ser base de la mayoría de antibióticos obtenidos de la naturaleza, se identificaron moléculas con actividad antibacteriana. 

El fármaco curó ratones con neumonía provocada por esta bacteria y ya comenzó a usarse en humanos, encontrándose en ensayos de fase I para probar su seguridad. Se lleva mucho tiempo trabajando con péptidos como los que han rastreado los científicos de Roche, y que las bacterias los utilizan para luchar unas contra otras. Además, en el trabajo publicado se han superado problemas de toxicidad o distribución que convierten a la Zosurabalpina en una molécula prometedora.

Por la propia naturaleza de los antibióticos, que se deben utilizar con mucho cuidado para matar a las bacterias sin permitir que se adapten a ellos, los nuevos fármacos se deben guardar mientras los antiguos, que hace décadas no tienen patente, aún funcionen. Esta particularidad ha hecho que instituciones como la Unión Europea se planteen incentivos públicos, como la prolongación de otros fármacos a las empresas que desarrollen nuevos antibióticos, para hacer interesante su desarrollo.

Estos datos junto a otras nuevas investigaciones se utilizarán para buscar nuevos compuestos que permitan crear herramientas contra las resistencias bacterianas, un problema que, según algunas estimaciones, puede ser la primera causa de muerte global en 2050.