“Nos toca inventar el avión mientras vamos volando”, reflexiona Walter Tombolini, el presidente del mercado ganadero de la Bolsa de Comercio de Rosario (Rosgan) al hacer referencia al nuevo y neurálgico desafío que tiene la entidad y que extrema la tensión entre sus socios. 

¿De qué se trata? De cómo hacer convivir el comercio de hacienda tradicional (de remates presenciales juntando en un mismo recinto a todos los consignatarios) con el comercio a distancia (por el cual cada consignatario pude operar por separado a través de plataformas).

Y el riesgo está en que equivocarse en la calibración entre ambas tendencias puede significar el fin de un mercado institucional, ya sea porque por quedar vetusto pierda volumen y eficiencia de precios o porque por extremadamente moderno provoque la dispersión de sus operadores y la pérdida del mercado.

En el fondo, el proceso que atraviesa el RosGan -que este 2023 cumplió 15 años- no es muy distinto a lo que antes vivieron el resto de los mercados que cobija la Bolsa de Comercio de Rosario. 

Por caso, ya para mediados de los 90, el Mercado de Valores -de la mano de la tecnología y la concentración- se había despedido las ruedas presenciales en Corrientes y Córdoba. 

Desde hace décadas, en tanto, las operaciones del mercado a término en Rosario son electrónicas y en los últimos años el Matba-Rofex, directamente, es más que una plataforma para operar, ya que el fuerte de sus ingresos viene de la provisión de servicios tecnológicos para operadores y mercados financieros, con creciente presencia internacional.

En lo que hace al mercado disponible de granos, los negocios hace tiempo que no se cierran en el recinto de operaciones (el famoso “piso”),  aunque el Centro de Corredores de Rosario batalla para mantener activo el espacio como lugar de encuentro de operadores para analizar la marcha y tendencias del mercado y compartir información de negocios.

Y la última asamblea del Rosgan -que tiene como accionista mayoritario a la Bolsa (52%) y el resto se reparte entre 11 consignatarios- fue el escenario del más reciente debate sobre el futuro del mercado. Un cruce de opiniones entre consignatarios y directivos de la Bolsa que tuvo momentos muy tensos.

Peso pesado

Pongamos en contexto. El pasado mes de noviembre encontró al Rosgan a pleno con la realización de su segundo congreso federal ganadero. “Fue un verdadero éxito tanto en convocatoria, con los principales líderes de la cadena presentes, como en la calidad excepcional de los oradores que fueron de la partida”, resaltó Walter Tombolini, presidente del Rosgan. 

Y no es para menos: unas quinientas personas asistieron al evento de forma presencial, mientras que 920 lo vieron de forma remota por streaming. En esta oportunidad, el congreso tuvo dos claros ejes: sostenibilidad y producción. Es más, tan envalentonados quedaron que ya anticiparon la agenda del tercero: impacto de la inteligencia artificial en el sector cárnico.

Pero en paralelo se realizaron dos reuniones institucionales de mucho peso y que dieron mucho que hablar: por un lado, el encuentro de la Mesa de las Carnes y por el otro, la reunión de la Mesa de Enlace.

Fue la primera vez que la Mesa de las Carnes, con todos sus integrantes, se juntó fuera de Buenos Aires y también fue la primera vez que la dirigencia chacarera se mostraba junta antes del balotaje presidencial.

Por primera vez la Mesa de Carnes se reunió fuera de Buenos Aires

El peso institucional de la Bolsa de Rosario, y la vigencia del RosGan (que desde su arranque comercializó 4.235.975 cabezas de ganado), explican en buena parte cómo se consiguieron que ambas reuniones tan importantes se realizaran en el marco del congreso ganadero. Pero no lo explican en todo. 

En que en los tiempos que corren los “nombres y apellidos”, por su sola mención o invocación, ya no mueven por sí solos las montañas, sino que las instituciones también necesitan gestión para conseguir los objetivos. Necesitan ejecutivos con destreza propia para generar el interés y el compromiso de terceros.

Y ahí estuvo la habilidad de Raúl Milano, director ejecutivo del Rosgan, y artífice  principal de que los más importantes actores del mercado cárnico lleguen a Rosario para sentarse en la mesa conjunta y debatir la agenda del sector.

Raúl Milano, director Ejecutivo del Rosgan, y Walter Tombolini

Innovación y tradición

En paralelo al congreso, también se realizó uno de los tradicionales remate del Rosgan, que -a decir verdad- pasó sin pena ni gloria por la no abultada cantidad de cabezas que salieron a ofrecerse: 7.000. La sequía, la realización previa de remates importantes y, sobre todo, la incertidumbre política explicaron que la cantidad de hacienda puesta a remate desluciera un poco.

Pero el plato fuerte para los consignatarios -que, vaya a saber por qué, en su  mayoría, le pasaron por el costado al congreso que organizó su propia entidad- fue la asamblea anual del Rosgan. Reunión que, como la del año anterior, tuvo momentos de picantes cruces.

¿Qué se discute? La conveniencia de seguir con la estrategia de hacer solo un puñado de remates presenciales con todos los operadores en la Bolsa (que son televisados) y en paralelo aumentar los remates bautizados como “especiales” y que son aquellos en los que cada consignatario lo organiza de manera individual (bajo el paraguas del Rosgan) pudiendo ser en feria (y los transmite por televisión) o solo por streaming. Y ambas posturas tuvieron voces a favor y en contra en la asamblea.

Pero antes de contar cómo se dirimió el debate, es necesario destacar que, en rigor, la historia del RosGan es la historia de desafiar usos y costumbres del comercio ganadero, justo el sector más conservador del agro. 

Su primer hito fue televisar los remates de ganado; un formato al que pocos le daban futuro porque comprar ganado por tele significa perder muchas de las tradiciones, y usos y costumbres comerciales del  remate feria. Pero -a fuerza de los beneficios económicos, por ejemplo ahorrarse el costo de trasladar el animal no vendido, y de que se garantizó que el ganado que se veía era el que se compraba- se impuso, cambió para siempre la comercialización vacuna, y ahora los remates pueblan las pantallas de la televisión rural. 

Y otro de sus pilares fue lograr que los consignatarios de hacienda -un tipo de empresario de fuerte presencia personal, imperante tradición familiar y mucha espalda financiera- se unieran bajo un proyecto en común. Claro está, solo, una institución con el peso económico y político de la Bolsa rosarina podía hacerlo. Fue así que una vez al mes los consignatarios se juntaban en la Bolsa durante un día y medio y remataban el ganado expreso en las pantallas.

Si bien el armado legal estuvo inspirado en el modelo “desmutualizado” del Matba-Roex (se puede operar sin ser accionista), se dieron ciertas licencias a los consignatarios fundadores por su compromiso inicial  (se armó una lista de 30 consignatarios que estaban habitados a ingresar si así lo decidían, por lo que el resto debía ser aprobado en asamblea) y por años no dejaron ingresar a operadores que les compitan territorialmente.

Si bien al principio, cada casa compraba y vendía lo que remataba, con el tiempo -y a medida que más frigoríficos, feedloteros y engordadores empezaron a acercarse a comprar directo- se empezó a generar un verdadero mercado en el que un consignatario compraba hacienda que otro vendía.

No obstante, en los últimos años el ritmo de crecimiento del volumen operado se fue amesetando, en buena medida porque operar por afuera tiene menos costos para el consignatario. 

Y además se empezó a registrar un comportamiento desigual: había socios que seguían aportando fuerte volumen a los remates, mientras que otros enviaban cada vez menos (con el argumento de los costos, ya que por cada venta deben dejar una comisión) pero igual eran los más opositores al ingreso de nuevos accionistas, como la casa entrerriana Etchevere.

Fue así que cuando a finales de 2021 asumió el actual presidente Walter Tombolini (quien fuera miembro fundador), buscó sacar al Rosgan del estancamiento. Para eso decidió apuntalar el ingreso (abierto siempre en los papeles, pero no promocionado en la práctica) de más operadores (no accionistas) y también barrió limitantes al aumento del volumen.  

Por ejemplo, el Rosgan había prohibido que los socios puedan hacer al año más de tres remates especiales (como les dicen a los que, con la marca y servicios del Rosgan, hace cada consignatario en soledad y no en el reciento con todos los operadores). Sacada esa barrera, hubo consignatarios que duplicaron el límite y por eso el volumen se disparó.

Otra medida que se tomó para crecer en volumen operado fue la de habilitar los remates de cooperativas (bajo marca y servicios de Rosgan), como los que hacía uno de los socios -la cooperativa Lehman- comercializando hacienda de cooperativas más chicas.

En la asamblea de noviembre, la 15 de la entidad, los números que se pusieron sobre la mesa mostraron el éxito de la iniciativa. El aumento entre 2022 y 2021 fue espectacular: orilló el 50%. Y pese a que el 2022 dejó la vara alta, a noviembre se había subido el volumen 5% frente al año pasado. En concreto, hasta la primera quincena de noviembre de 2023 se habían ofertado 349.484 cabezas de ganado contra las 330.926 de igual fecha de 2022.

Y buena parte del aumento interanual fue la mayor cantidad de remates especiales individuales, que saltaron de 19 a 23. También subieron los remates de cabañas de 19 a 34 y los de faena de 6 a 8. 

Los números del Rosgan

No fue menor el impacto que, como en todas las áreas de la economía, causó la pandemia del Covid al acelerar procesos de digitalización en detrimento de los encuentros presenciales. En efecto, tras acostumbrarse -y calibrar la tecnología- para rematar desde las oficinas, a los consignatarios les empezó cada vez menos a cerrar la idea de tener que viajar (con todo un equipo y los gastos que eso conlleva) mensualmente a Rosario para rematar. Así que por distintos motivos (remates individuales o remates conjuntos a distancia), como pasó en los otros mercados de la Bolsa el piso se empezó a despoblar.

Asamblea picante

Volvamos, entonces, a lo ocurrido en la asamblea. Mientras un grupo de importantes accionistas, uno de los referentes fue la casa Ildarraz, pujó para profundizar la tendencia de más cantidad de remates individuales y apuntaba a reducir la realización de remates tradicionales en el recinto de la Bolsa, la consignataria Etchevehere  reclamó una fuerte reducción de los remates especiales e individuales.

Aclarando que el expresidente de la Sociedad Rural y exministro de Agricultura, Luis Miguel Etchevehere, se está ganando una fama de problemático en los espacios institucionales que frecuenta y que como su consignataria va perdiendo peso comercial en Rosgan (es la que menos aporta volumen, con un 2.5%) le convienen los remates conjuntos presenciales en la Bolsa porque así puede asegurarse colocar la hacienda que sale a vender, su llamada de atención sobre el riesgo de dispersión no tiene que ser desacreditada. Es que el riesgo de que convertirse en una mera plataforma comercial limándose los atributos sociales que tiene un mercado institucional es una preocupación corriente en todos los ámbitos bursátiles, tanto de valores como de productos.

Pese a la avanzada de Etchevehere, la conducción del Rosgan se mostró firme y rechazó esa postura insistiendo con que en la conjunción de todos los tipos está la llave de la expansión. Y apareció ahí un tema central: los remates especiales que organiza cada consignataria son del Rosgan, no solo por la plataforma usada, sino que rige toda la normativa que lo sustenta, desde reglamentos hasta el uso del Tribunal Arbitral. Pero lo que es más importante, cualquier otro consignatario del Rosgan pude sumarse a operar. Descubrir y utilizar esa nueva ventana comercial es la tarea pendiente que tienen ahora.

Pero además de sostener el camino trazado, y en vistas a los nuevos tiempos que asoman de una mayor libertad comercial para el sector, la dirección del Rosgan también apostó a incrementar los remates presenciales en la Bolsa. Y parece que el camino sostenido por la entidad entusiasma, ya que hay cuatro casas consignatarias sobrevolando la posibilidad de sumarse al mercado de la Bolsa. Incluso Rigran, que ingreso este como operador, ahora analiza desembolsar 50 mil dólares para convertirse en accionista

“No se trata de tener más o menos remates, sino de buscar todas formas para tener volumen, sobre todo en un 2024 que va a tener una zafra muy pobre por la sequía del año pasado”, le dijo a Rosario3, Tombolini. “Podés tener 100 remates de 5.000 o 50 de 15 mil. Lo importante es tener todas las posibilidades disponibles para que exista volumen. No hay que olvidarse que va a ser un año de reacomodamiento de la ganadería”, agrega.

Según Tombolini, al tiempo de que sigue el proceso de liquidación de vientres y que China sigue importando ganando en pie, va a haber menos oferta porque este año se inseminó en condiciones críticas por la sequía. “El año pasado a julio había un 30% de ventas adelantadas, tendencia que no se vislumbra para 2024, un año que puede ser bisagra, ya que -con el nuevo gobierno- y una mejor condición climática va a ser un buen momento la inversión en inseminación y para servir al ganado”, completó.

Finalmente, así como antes sostuvimos la importancia para las instituciones de ejecutivos que gestionen, en este caso también fue clave para acomodar  políticamente la estantería en el Rosgan la presencia de directores, como el caso de Tombolini, que se animen a dirigir y conducir y no solo a administrar. Así las coas, el Rosgan ya tiene para enfrentar el 2024, que puede ser bisagra para el país, sobre bases sólidas.