Terminal Puerto Rosario (TPR), concesionaria de las terminales I y II del puerto local, le aseguró ayer al directorio del Ente Administrador Puerto Rosario (Enapro) que colaboró de manera plena en las investigaciones judiciales por contrabando de drogas desde los muelles rosarinos, rechazando así las objeciones del fiscal federal Claudio Kishimoto, quien aseguró que la empresa no remitió a la Justicia todas las filmaciones y la información sobre la trazabilidad de las cargas “contaminadas” con 1.434 kilos de cocaína que salieron desde el puerto hacia Países Bajos.

Es más, la empresa redobló la apuesta al asegurar que no existe un tráfico regular de drogas por TPR al destacar que si los mecanismos de seguridad internos no estarían funcionando de manera correcta, las autoridades habrían suspendido las operaciones logísticas en los muelles cuando el puerto, por el contrario, funciona normalmente. 

El gerente general, Leonardo Feltrineli, asistió ayer a media mañana a la reunión convocada por el directorio del Enapro para que exponga sobre la situación en el puerto luego de los allanamientos realizados por Prefectura, Aduana y la Justicia Federal, que terminaron con cuatro detenidos, en el marco de investigaciones por exportaciones de drogas desde el muelle local. Feltrineli fue señalado por los accionistas chilenos de Ultramar como su hombre de confianza y no tiene lazos con Vicentin, el otro accionista de TPR.

El directorio del Enapro –integrado por exportadores, importadores, transportistas, productores, sindicatos, prestadores de servicios y funcionarios provinciales y locales- lo esperaba muy molesto por la escasa información que brindó TPR al ente de control sobre los acontecimientos y muy preocupado por el impacto negativo en la actividad portuaria que genera el escándalo.

Es más, representantes de los exportadores se mostraron alarmados por el temor a que los contenedores que despachan desde Rosario sean contaminados. Y señalaron que esa intranquilidad ahuyenta las cargas.

Por su parte, desde los gremios expresaron su inquietud por el impacto en el empleo que pude provocar la pérdida de cargas si los empresarios prefieren llevar sus contenedores a otros muelles por falta de confianza en lo que pasa puertas adentro de la terminal.

Feltrineli dio una larga exposición sobre lo acontecido en los últimos días y detalló las medidas y dispositivos de seguridad del puerto. En el directorio sólo contaba con el apoyo del director por los concesionarios que tiene el Enapro, silla ocupada por Claudio Bello, un hombre de Vicentin. Precisamente, el “toque” Vicentin del discurso de la empresa quedó expuesto cuando TPR se victimizó por el trato mediático recibido en la prensa (una constante en todo el proceso judicial por la caída de la aceitera) y hasta pidieron que no se filtre a la prensa lo hablado allí.

En general, los directores del ente coincidieron en moderar la exposición en los medios, pero no por el pedido reputacional de TPR sino para no terminar siendo funcional a otros intereses, como podría ser la conveniencia de la mala imagen del puerto de Rosario en la disputa por las cargas con terminales de otras provincias.

Como saldo, el directorio del Enapro quedó muy molesto porque entiende que TPR no se termina de hacer cargo de lo que ocurre en sus muelles. Y además se despacharon críticas por las trabas que pone la empresa a los directores del organismo que quieren ingresar al puerto. También aprovecharon para poner sobre la mesa la falta de inversiones en infraestructura.