El empresario Daniel Nasini anunció el martes que no se presentará a la re-elección por la presidencia de la Bolsa de Comercio de Rosario y se abrieron así las instancias de conversaciones y negociaciones entre sectores para la definición del próximo titular de la principal entidad empresaria del interior del país.

Y el primer candidato que asoma para tomar la posta es el corredor de granos Hugo Grassi (h), hoy vicepresidente de la entidad. “Así como lo dije ayer en la Mesa Ejecutiva luego de que Daniel comunicó su decisión de no continuar, no soy yo quien debe decidir si voy a presidir la Bolsa sino son los 900 socios y el Consejo Directivo; independientemente de que yo manifieste mi voluntad y predisposicion por hacerlo por los próximos dos años, junto con el orgullo que significaría para la familia Grassi y la empresa”, le dijo Grassi a Rosario3.

Hugo (h) es referente de una de las principales y más grandes casas corredoras del país, Grassi SA. Su padre, Hugo, fue presidente de la Bolsa y su hermano (Mariano) tambien fue un importante directivo de la entidad. La empresa –que se diversificó en todo el mercado- es referente no solo por tamaño y volumen sino tambien por sus estrategias comerciales. Institucionalmente, Hugo (h) viene particpando activamente en los últimos consejos directivos y es el promotor del último mercado que institucionalizó la entidad: el RosPorc, un mercado electrónico para la compra-venta de cerdos.

La decision de Nasini

Nasini comunicó formalmente su decisión ayer la Mesa Ejecutiva que lo acompaña en la conducción, pero ya le había anticipado a sus más allegados la decisión.

Formalmente, habló de dar un paso a las nuevas generaciones, de lo beneficioso de la renovación parcial del equipo. En privado también sumó el factor “cansancio” como otro de los argumentos de no extender su gestión por un segundo período de dos años, como lo habilita el estatuto.

La Asamblea General Ordinaria está convocada para el 25 de noviembre y, en rigor, Nasini nunca llegó a oficializar su candidatura, si bien bien en su círculo se manifestó en varias oportunidades como muy interesado en seguir.

No obstante, el armado de la lista no venía con el camino allanado. El ex ACA, Fernando Rivero, y el molinero, Federico Hellman, estuvieron sondeado asociados para sumarlos y lejos estuvieron de encontrar gran interés en nuevos actores que acompañen a la gestion. Una situación similar afrontó la administración el año pasado cuando fue la renovación de medio término en la conducción.

La sombra de Vicentín

Es que la gestión de Nasini estuvo atravesado por el impacto de la implosión que generó en el mercado de granos el colapso económico y judicial de Vicentín.

Es que Alberto Padóan, referente histórico de la acetitera, fue presidente de la Bolsa durante cuatro años y en sus dos períodos Vicentín imprimió bastante del ritmo y la orientacion de la institución con sus ejecutivos (y allegados) manejando oficial o extra oficialmente muchas de las dependencias de la entidad bursátil.

De hecho, fue Padoán quien propuso como sucesor a Nasini y casi la totalidad de los directores que  lo acompañaron siguieron con el agente de Bolsa. Es más, en un hecho inédito el aceitero pidió y logró que lo acepten seguir en la Mesa Ejecutiva, cargo al que renunció recién con el escándalo del default. La identificación entre ambos períodos fue, entonces, muy patente, pese a que –en rigor- Nasini nunca fue de la “mesa chica” de Padoán.

El tema es que a la semana de salir Padoán de la Bolsa, con muy fuertes apalusos (incluso hubo directivos la calificaron de la “mejor gestión de la historia”) y cuando Nasini apenas se había sentado en la silla presidencial del semi piso de Corrientes y Córdoba, Vicentín cantó “el paga Dios” y dejó a 1.600 acreedores sin pagarles u$s1.500 M, en lo que fue el default más grande en la historia cerealera. Y la caja de resonancia fue la Bolsa, centro sojero por excelencia, sobre todo cuando los principales acreedores agropecuarios estaban sentados en la misma mesa de conducción de la Bolsa.

La nueva gestión no tuvo tiempo para hacer pie y mostrar su identidad propia. Además,  nunca terminó de digerir que Vicentín espere un par de días para que Padoán haga su salida triunfal de la Bolsa para defaultear. Para colmo, la irrupción del coronavirus y la larga cuarentena frenó la fuerte actividad institucional de la Bolsa, lo que le hubiera dado más exposición para marcar diferencias con sus antecesores.

Y si bien Nasini terminó rompiendo relaciones con Padoán, la Bolsa nunca quiso o pudo ponerse al frente del reclamo del agro que se sintió estafado por Vicentín, sobre todo en los momentos más calientes entre diciembre y febrero, cuando la aceitera no daba respuestas y la angustia era total en acopios, productores, corredores y cooperativas. Para colmo, la cuarentena por el coronavirus frenó el fuerte ritmo institucional de la Bolsa, y una mayor exposición le hubiese permitido a la gestión dejar atrás la sombra de Padoán.

Habrá que ver ahora si los socios interpretan que Hugo Grassi (h), quien viene participando en el directorio de la entidad desde la época de Padoán y era vicepresidente de la gestión de Nasini, encarna la renovación institucional que termine de sacar se encima la sombra de Padoán y el escandalo judicial y penal que provocó la caída Vicentín.

El Centro de Corredores

Y en ese contexto adquiere reelevancia a la hora de la elección del sucesor de Nasini la opinión del Centro de Corredores de Cereales, que hoy preside Daniel Boglione, sobre todo si lo que se busca es una renvoación institucional de la entidad.

En rigor, por definición, los corredores son el corazón de la Bolsa de Rosario. Pero desde hace ya varios años a la chapa histórica del Centro, se le sumó un proyecto institucional que los últimos tres presidentes vienen manteniendo y que le permitió aumentó su gravitación entre el conglomerado de sectores que participan de la Bolsa.

Y es por eso que ningún candidato a presiente de la Bolsa hoy podría esquivar el entendimiento con la entidad corredora, una institución que viene articulando un importante alianza con acopios, productores y exportadores, todos secotes con distintos intereses, pero a los que está agrupando bajo un mismo objetivo: darle más institucionalidad al comercio (y a la Bolsa) para que el mercado se desarrolle y genere más oportunidades para todos los eslabones de la cadena.

Es más, como el Centro se mantuvo independiente a las gestiones de Padoán y Nasini en la Bolsa (acompañando algunas decisiones pero también criticando muy fuerte, sobre todo a la de Padóan, por la falta o el rumbo de otras decisiones), sus referentes se convirtieron en canalizadores de la voluntad de una verdadera y fuert. renvoación institucional que hoy se respira en pasillos de la Bolsa. Y no está dicha la última palabra sobre si desde ese núcleo pueda llegar a salir otro candidato a la presidencia de la Bolsa.

Finalmente, el otro sector que tallará en la elección del sucesor de Nasini es la Cámara de la industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (Ciara-Cec). Durante la gestión de Padoán, la Bolsa hizo suya y priorizó la agenda del sector exportador (no sin cortocircuitos internos entre los traders por el excesivo "toque" Vicentín), pero luego los exportadores pusieron el foco en el Consejo Agroindustrial Argentino, una entidad que promovieron y que se maneja desde Buenos Aires, tomando distancia de Rosario como institución referente para su amplio lobby sectorial.