La biotecnológica rosarina Bioceres hizo historia esta semana al empezar a cotizar en el Nasadq, el principal mercado de valores electrónicos del mundo. La empresa, fundada en 2001 por productores agropecuarios, llegó al corazón de Wall Street y se convirtió en la primera empresa santafesina en operar en el mismo mercado bursátil en el que se mueve Apple, Facebbok y Amazon, entre otros gigantes.

En Radiópolis, el programa de la mañana de Radio 2 que conduce Roberto Caferra, entrevistaron al científico Javier Palatnik, investigador principal del CONICET en el Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR), para conocer las razones del éxito de Bioceres y las probabilades que tiene el país de generar nuevas empresas que logren el mismo éxito económico al apostar por la investigación científica de base y aplicada.

Y de la charla con el científico surgió que "hay posibilidades" de crear nuevos Bioceres en tanto el gobierno nacional invierta cada vez más en investigación científica de base y haya condiciones para que las empresas puedan invertir fuerte y a largo plazo en ciencia aplicada. En definitiva, seguir el modelo que motivó que Bioceres llegue adonde llegó es la virtuosa integración pública y privada.

-¿Adonde radica la importancia de Bioceres?
-La tecnología de Bioceres es la llamada HB4, que mejora el rendimiento de cultivos en condiciones adversas en materia hidrica, como una sequía. Cuando hay sequía caen los rendimientos. A través de la tecnología, el trigo y la soja HB4 pueden tener un mejor rendimiento que las otras variedades. 

- ¿Y qué significa esa tecnología?
- Todos los seres vivos tenemos ADN y genes. Las plantas tienen arriba de 30 mil genes en su ADN, mientas que lo. humanos tenemos unos 25 mil. La historia del HB4 comienza cuando un grupo de investigadores dirigidos por las doctora Raquel Chan en Rosario empezó a preguntarse sobre cuál eran las funciones de algunos genes del girasol. Preguntas básicas se hacían los investigadores como ¿qué función cumple en esa planta? La investigación, financiada por el Estado, se trasladó luego a la UNL de la ciudad de Santa Fe. Y así fue que se encontraron que cuando uno de ellos, el luego bautizado HB4, estaba en mayor actividad mayor resistencia tenía la planta a la sequía. Y ese gen, de tolerancia al estress hidrico, fue patentado y todo. Entonces, apareció allí Bioceres que jugo otro papel fundamental. 

.¿Cuál fue?
-En ese momento, Bioceres tomó ese descubrimiento inicial de la ciencia básica y con también muy fuertes inversiones de largo plazo lo convierten en una tecnología tangible que puede ser comercializada a través de semillas. 

-¿Es, entonces, un modelo de integración virtuosa pública y privada?
-Claro. La importancia de la investigación básica financiada por el Estado disparando preguntas y canalizando la curiosidad científica en busca de descubrir, en este caso, un nuevo gen. Investigación que a partir de un determinado momento se debe ingresar a otra etapa en las que se necesita un volumen de inversión en investigaciones (por ejemplo aplicaciones a campo) que, financiadas por los privados, permiten que un descubrimiento científico se convierta en un producto tangible que se pueda comercializar. 

-Entonces, ¿puede haber nuevos Bioceres?
-Hay muchas historias como estas en la comunidad científica que no son aprovechados. No es común que aparezca un grupo de inversores, como Bioceres, interesado en invertir y hacer ciencia. Hay muchas oportunidades en la biotecnología. Hay pocos incentivos para que la inversión privada pueda trasladar los descubrimientos a un productos tangibles. Es mucho dinero, amerita mucho tiempo, pero si llega a funcionar tiene un retorno enorme, como estamos viendo ahora en el caso de Bioceres. Hay oportunidades disponibles aquí y ahora en Argentina porque hay mucha ciencia de base. Es una oportunidad a tomar. En Santa Fe, la capacidad está latente.

-¿Y qué se debe hacer para que se capitalicen las oportunidades?
-Primero, incrementando el presupuesto estatal en investigación científica de base. Hoy es del 0.3% del PBI y ahora llegará al 1%, pero en los países desarrollados es del 4%. Por ejemplo, Corea del Sur hoy invierte el 4% de su PBI en ciencia de base. Pero de ese 4%, el 80% es inversión privada. Por eso hay que generar condiciones tributarias, por ejemplo, para que el inversor privado participe en el financiamiento de la ciencia. El modelo exitoso es el que el Estado financia la curiosidad inicial de la investigación y el privado luego participa en generar el producto. También se necesitaría un cambio de cultura de inversión empresaria, para que apueste al largo plazo.