La selección argentina de vóley alcanzó su segunda medalla olímpica en la historia: desde Seul 1988 hasta Tokio 2021 pasaron 33 años. Hubieran sido 32 si la pandemia no hubiese postergado la realización de estos juegos. Pero quién sabe si el resultado hubiera sido el mismo. Argentina festeja y hay un apellido que está en los dos logros.

Hugo Conte fue emblema del bronce en Seúl, Facundo Conte figura de Tokio. Padre e hijo se fundieron en un abrazo después de esta conexión que tardó tanto tiempo en concretarse: “Mi hijo de chico jugaba con mi medalla, ahora de grande yo me voy a poner la suya”, dijo el papá.

No fue la única mágica conexión: las dos veces se colgaron el bronce, las dos contra Brasil, las dos en el continente asiático.

El vóley argentino necesita un impulso para seguir creciendo, sus mayores exponentes juegan en Europa, pero hay unanimidad en el reclamo por más apoyo.

Así fue el relato del logro olímpico del vóley albiceleste, con Hugo como comentarista de TV viendo a su hijo coronarse.