Marcelo Gallardo instaló un tema en la conferencia de prensa posterior al triunfo de River ante San Martín de Tucumán por Copa Argentina: el regreso de los campeones del mundo y el tiempo de adaptación al fútbol argentino.
Él pudo comprobarlo muy de cerca con los retornos de Germán Pezzella, Gonzalo Montiel y Marcos Acuña.
“Vos mencionaste a Acuña, a Montiel, puede entrar Pezzella también. Es normal tener que volver a adaptarse al fútbol argentino. Ellos vienen de ser campeones del mundo, de otras ligas donde se juega diferente. Mismo a ellos, aunque a veces se crea que no, les cuesta adaptarse a nuestro fútbol, a nuestra vida... Como les va a costar a otros chicos que han vuelto, que enaltecen al fútbol argentino, como los casos de Di María y Paredes. Volvieron ahora y les va a costar muchísimo también porque se juega de otra manera, se vive de otra manera. Entonces hay un proceso”, dijo el Muñeco ampliando la visión a los campeones que retornaron en este mercado de pases.
Gallardo convivió con la readaptación de Acuña, a quien le costó un montón volver a parecerse al marcador de punta de la selección, pero ahora está bastante por arriba de aquel rendimiento y ofrece su jerarquía casi permanentemente.
Lo mismo pasa con Montiel, que el sábado pasado, más allá de la evaluación de un rival de una categoría inferior como San Martín de Tucumán, apareció en toda su dimensión para marcar dos goles en el triunfo millonario.
La situación de Pezzella es un poco distinta porque nunca recuperó su nivel y hoy juega porque se lesionó Martínez Quarta, otro que volvió y necesitó de unos cuantos partidos para reinsertarse en el fútbol argentino.
De Pezzella siempre se ponderó su importancia para el grupo. De Scaloni a Gallardo.
Pero a partir de las consideraciones de Gallardo, se puede poner el foco en Angelito, que tras tres partidos con la camiseta de Central (hoy jugará el cuarto) todavía necesita recorrido para reacomodarse en un juego que, como bien dice el Muñeco, es diferente a otros lugares.
Acá sufre la fricción y la marca asfixiante y se queja bastante del estilo de juego de Argentina, pero ya se acomodará. El proceso es común a todos.
“El fútbol argentino no te da esa posibilidad de poder ser superior con facilidad a ningún equipo. Hay una gran mentalidad en nuestro fútbol, gran deseo de espíritu para competir y que al menos, en mi experiencia, lo hace todavía mucho más complejo”, razona Gallardo.
“Nosotros estamos preparados para competir con un espíritu muy alto, hablo del futbolista argentino. No es fácil para nadie, en un torneo en el que a veces se juega como se vive, donde los equipos denominados medianos o chicos te quieren emparejar con otras herramientas que claramente a veces son difíciles de soportar. Hay equipos que juegan con un orgullo y una fiereza tremenda para competir, sobre todo para competirnos a nosotros, y vos tenés que estar a la altura de esas circunstancias. Y a nosotros se nos exige mucho más claramente por los jugadores que tenemos”, puntualizó el entrenador de River.
En la competitividad está una de las diferencias con el fútbol europeo.
En España, Betis, por ejemplo, sale a hacer lo posible frente a Barcelona, Real Madrid o Atlético y muy pocas veces logra el objetivo de no perder. Aquí es muy diferente. Cualquiera le quiere ganar a cualquiera y cree fuertemente que puede hacerlo. De hecho, el último campeón de la Liga es Platense y de la Copa Argentina Central Córdoba de Santiago del Estero.
Aquí hacemos foco en Angelito y el concepto de Gallardo es irrefutable. Hacen falta unos cuantos partidos para que la ex megaestrella de la selección argentina termine de aclimatarse a un juego mucho más cerrado, friccionado y permanentemente competitivo.
Su foja de servicios no permite dudar de su readaptación, sólo es una cuestión de tiempo.
Y hay otro tema que es importante y que Gallardo esta vez no mencionó. Sus compañeros también deben acostumbrarse a jugar con Di María. No siempre es la única opción de pase, aunque también sucede que pasa largos minutos sin participar porque está muy abierto por la derecha.
Allí también hay trabajo para el cuerpo técnico.



