La disputa entre la banca tradicional y el universo de las stablecoins está lejos de calmarse. Cada semana que pasa, en lugar de acercar posiciones, parece que se suma más leña al fuego de una contienda que definirá el futuro de las finanzas. Lo que estamos presenciando no es una simple discusión de mercado; es la manifestación de un quiebre, un cambio de paradigma cuyo desenlace final todavía nadie se atreve a predecir. ¿Quién se quedará con el control del flujo de capital en los próximos años?
En el centro de la tormenta, los reguladores intentan hacer equilibrio, aunque sus movimientos a menudo generan más suspicacias que certezas. Una de las novedades más resonantes de los últimos días provino de la Corporación Federal de Seguros de Depósitos (FDIC) de Estados Unidos, cuya junta directiva se mostró dispuesta a debatir nuevas normativas que impactarían directamente sobre las empresas de criptomonedas. Esto surge en medio de un clima espeso, con acusaciones cruzadas de "desbancarización" por parte del sector cripto. ¿Qué significa esto? Muchas empresas del rubro denunciaron públicamente que, durante la gestión anterior, se les cerró el acceso a servicios bancarios básicos, una estrategia que buscaba aislarlas del sistema financiero tradicional.
La condición que puso la FDIC para sentarse a conversar es, cuanto menos, reveladora: exigió sacar de la mesa el concepto de "riesgo reputacional". Este fue, precisamente, el argumento que se utilizó en el pasado para presionar a los bancos y disuadirlos de colaborar con firmas cripto. Al eliminar este factor de la ecuación, ¿se está abriendo la puerta a una convivencia más armónica o es solo una tregua temporal en una guerra de largo aliento?
Mientras los reguladores mueven sus fichas, gigantes como Coinbase no se quedan de brazos cruzados y continúan con su propia agenda, una que muchos interpretan como una provocación directa al sistema bancario. El exchange solicitó formalmente una licencia de "National Trust Company Charter", un permiso especial que le permitiría custodiar activos a nivel nacional. La movida generó un revuelo inmediato, con especulaciones sobre si la empresa planeaba convertirse en un banco para competir de igual a igual.
Sin embargo, desde Coinbase se apuraron a aclarar los tantos. En un comunicado oficial, aseguraron que la solicitud es parte de su estrategia para "acortar la brecha entre la economía cripto y el sistema financiero tradicional". Fueron tajantes al afirmar que no buscan cambiar su modelo de negocio: "No tenemos intención de convertirnos en un banco". Más allá de las declaraciones, la acción es un mensaje potente. Coinbase no necesita ser un banco para ofrecer servicios que, hasta ahora, eran monopolio de la banca. ¿Es esta la verdadera amenaza que ven las instituciones tradicionales? Que el negocio se les escape de las manos sin que sus competidores necesiten jugar con sus mismas reglas.
El fantasma del billón de dólares que desvela a los banqueros
Si la presión regulatoria y los movimientos estratégicos de los grandes exchanges ya eran motivo de preocupación para la banca, un informe reciente del banco británico Standard Chartered directamente encendió todas las alarmas. Las cifras que proyecta no son para menos y explican el pánico que se respira en el sector financiero tradicional. Según este análisis, más de un billón de dólares podría salir de los depósitos bancarios de los mercados emergentes para fluir hacia las stablecoins de acá a 2028.
El informe, elaborado por el departamento de Investigación Global del banco, es lapidario. Estima que la adopción de stablecoins se acelerará a medida que servicios básicos como los sistemas de pago comiencen a migrar masivamente hacia el sector no bancario. ¿Por qué en los mercados emergentes? La respuesta es sencilla y, para nosotros en Argentina, más que familiar. En países con economías volátiles o controles de capital, las stablecoins ofrecen una vía de acceso directa y sin fricciones a lo que, en la práctica, funciona como una cuenta de ahorros basada en dólares estadounidenses.
La proyección es contundente: el capital en stablecoins utilizado para ahorro en estos mercados podría pasar de los 173 mil millones de dólares actuales a 1,22 billones para 2028. Esto implica que alrededor de un billón de dólares podría abandonar los bancos de estas regiones en apenas tres años. Es una fuga de capital silenciosa y descentralizada que amenaza con vaciar las arcas de un sistema que, hasta ahora, se sentía intocable.
Frente a este escenario, la gran pregunta es qué harán los bancos. ¿Seguirán atrincherados en una postura inflexible, presionando a los reguladores para frenar a un competidor que ya demostró ser imparable? ¿O entenderán que el mundo cambió y comenzarán a buscar la manera de adaptarse? Quizás el panorama ideal, ese que todos esperamos, sea la complementación: un nuevo sistema que logre rescatar la seguridad y la trayectoria de las finanzas tradicionales con la innovación y la eficiencia de la tecnología blockchain. Mientras tanto, la tensión no hace más que aumentar, y en el medio, nosotros, los usuarios, evaluamos dónde nos conviene más resguardar nuestro capital. Y en esa decisión, se juega el futuro de todo el sistema.
¿Qué son las stablecoins y por qué preocupan tanto a los bancos?
Las stablecoins son criptoactivos diseñados para mantener un valor estable, generalmente anclado uno a uno con una moneda fiduciaria como el dólar estadounidense. Su principal atractivo es que combinan la estabilidad de las monedas tradicionales con las ventajas de la tecnología blockchain: transacciones globales, rápidas y de bajo costo, sin necesidad de intermediarios bancarios. La preocupación de los bancos radica en que las stablecoins pueden reemplazarlos en funciones clave como los pagos internacionales, las remesas y, fundamentalmente, como vehículo de ahorro en dólares. Esto podría provocar una masiva fuga de depósitos, reduciendo su capacidad de préstamo y erosionando su modelo de negocio principal.
Oportunidades de inversión en el nuevo escenario cripto
A pesar de la volatilidad y las disputas regulatorias, el ecosistema cripto sigue ofreciendo oportunidades. La reciente creación del índice "S&P Digital Markets 50" por parte de S&P Global, por ejemplo, permite a los inversores obtener una exposición diversificada a 15 criptomonedas líderes y 35 empresas del sector blockchain. Además, firmas como Grayscale están habilitando el staking en sus productos, ofreciendo rendimientos pasivos sobre tenencias de Ether. Como señaló un socio de Pantera Capital, con más del 60% de los inversores aún sin exposición a activos digitales, la idea de que "es demasiado tarde" para entrar al mercado parece ser un concepto equivocado, especialmente mientras gigantes corporativos como Strategy continúan acumulando reservas millonarias en Bitcoin.

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