EE.UU. desata la "Operación Retorno" para aniquilar a China en la guerra por el dominio cripto y el futuro del dólar

Te traemos las noticias más destacadas del sector: Trump pone toda la carne al asador para repatriar empresas cripto, la SEC seduce a startups y Pekín contraataca con un fondo en yuanes para desafiar la hegemonía global. ¿Quién ganará esta batalla financiera?

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Parece que el tablero de ajedrez geopolítico y financiero global está siendo sacudido una vez más, y, como tantas otras veces, el epicentro del temblor se encuentra en Estados Unidos. Tras un período que muchos en el ecosistema cripto calificarían de hostil, la nueva administración de Donald Trump no solo está cambiando el tono, sino que está desplegando una ofensiva en toda regla para recuperar el terreno perdido.

¿Estamos presenciando un simple cambio de discurso o una verdadera transformación en la política estadounidense hacia los activos digitales? La evidencia sugiere que se trata de lo segundo, y las implicancias son más profundas de lo que podríamos imaginar. La señal más potente vino directamente desde la cúpula de la Comisión de Bolsa y Valores (SEC). Su titular, Paul Atkins, lanzó un llamado que resonó en toda la industria: es hora de “repatriar los negocios de criptomonedas que huyeron” del país. No se trata de una invitación sutil, sino de una declaración de intenciones en toda regla. Este mensaje se vio reforzado por el propio secretario del Tesoro, Scott Bessent, quien, dirigiéndose a los innovadores del sector, fue categórico: “Comenzá tu empresa acá, lanzá tus protocolos acá y contratá a tus trabajadores acá”. Es, en esencia, una alfombra roja desplegada para que el capital y el talento que migraron en busca de climas regulatorios más amigables ahora consideren el regreso a casa.

Y vaya si el llamado tuvo eco. Como si se tratara de una canilla que se abre, desde abril hemos visto un goteo constante de empresas que pegan la vuelta. Nexo, una de las grandes plataformas de préstamos cripto, fue de las primeras en anunciar su retorno, seguida de cerca por gigantes como el exchange Deribit y la firma de trading algorítmico Wintermute. Más recientemente, OKX también se sumó a la lista. Pero quizás lo más revelador es el movimiento en el corazón productivo del ecosistema: la minería. Empresas de la talla de Bitmain, Canaan y MicroBT, que juntas dominan una porción significativa del mercado mundial de hardware para minar Bitcoin, anunciaron que trasladarán toda su producción a Estados Unidos.

Bitmain incluso redobló la apuesta, confirmando la apertura de su primera planta de fabricación de ASICs en suelo norteamericano. Este fenómeno no solo se trata de los que vuelven, sino también de los que nunca se fueron y ahora ven un horizonte despejado para crecer. Firmas como Kraken y MoonPay están expandiendo agresivamente su oferta de servicios a lo largo y ancho del país, aprovechando un marco regulatorio que, tras la luz verde del Congreso a nuevas leyes pro-cripto, promete ser más predecible y favorable.

La nueva cara de la SEC: De regulador temido a socio estratégico

¿Qué cambió para que el Tío Sam pasara de ser el villano de la película a un anfitrión tan cordial? La respuesta está en una transformación interna de sus organismos de control, principalmente la SEC. La misma entidad que antes hacía la vida imposible a las empresas del sector con demandas y una constante incertidumbre regulatoria, hoy parece adoptar un rol de promotor. Uno de los gestos más significativos es la creación de un Grupo de Trabajo sobre Criptomonedas dentro del organismo, que se ha puesto una meta ambiciosa y elocuente: celebrar diez mesas redondas en distintas ciudades del país entre agosto y diciembre. Lo interesante es el público objetivo de estos encuentros: las pequeñas empresas cripto. La SEC quiere sentarse a conversar con startups de menos de dos años de antigüedad y con un máximo de diez empleados. ¿Se imaginan algo así hace un par de años? Es una clara señal de que buscan entender y fomentar el crecimiento desde la base, nutriendo el ecosistema en lugar de asfixiarlo.

Este cambio de paradigma se materializa también en la resolución de viejas disputas. La emblemática demanda contra Ripple finalmente se cerró, con ambas partes acordando desestimar las apelaciones pendientes. Este cierre no solo trae alivio a una de las empresas más importantes del sector, sino que sienta un precedente de diálogo y pragmatismo. A esto se suma una aclaración regulatoria que fue recibida con aplausos por la comunidad: la SEC determinó que ciertas actividades de liquid staking no constituyen ofertas de valores. Para el empresario o desarrollador, esto es oro puro. Significa mayor claridad, menos riesgo legal y un camino más llano para la innovación en el pujante mundo de las finanzas descentralizadas (DeFi). Este nuevo enfoque de la SEC es, en definitiva, el motor que impulsa la confianza del sector privado y que valida la estrategia de repatriación del gobierno. Se está construyendo un círculo virtuoso: reglas más claras atraen a las empresas, y la presencia de más empresas legitima y fortalece el ecosistema, generando un polo de innovación difícil de ignorar a nivel global.

El contraataque de oriente y la partida global por el futuro del dinero

Mientras Estados Unidos pisa el acelerador, del otro lado del mundo, en China, no se han quedado de brazos cruzados. Saben que el gigante americano despertó de su siesta regulatoria y que la competencia por ser el "centro global de criptomonedas" ha comenzado. La respuesta de Pekín ha sido sofisticada y estratégica. A través de uno de los gestores de fondos más potentes del país, China Asset Management (ChinaAMC), lanzó el primer fondo tokenizado denominado en yuan. Este no es un producto financiero más; es una jugada maestra en el gran tablero global. Emitido y negociado sobre tecnología blockchain, este fondo tiene un doble objetivo: impulsar la internacionalización del yuan y desafiar la hegemonía del dólar en la nueva era de las finanzas digitales.

El lanzamiento se realizó en Hong Kong, que funciona como un laboratorio de pruebas perfecto para que China experimente su integración al sistema financiero digital sin alterar su estricto control de capitales interno. El fondo se estructura de manera conservadora, como un fondo de mercado monetario tradicional que invierte en activos de bajo riesgo, pero su verdadero poder reside en la tecnología que lo sustenta y en la señal que envía al mundo. La custodia y el proceso de tokenización están a cargo de Standard Chartered, a través de su subsidiaria Libeara, lo que le otorga un sello de legitimidad institucional de primer nivel.

¿Estamos, entonces, ante los albores de una nueva guerra fría, pero disputada en el terreno digital? Los datos parecen confirmarlo. Un reciente informe muestra que Estados Unidos ya controla el 40% del suministro mundial de Bitcoin, con un estimado de 7.8 millones de BTC, una cifra que empequeñece al millón que posee India o los 900,000 de toda Europa. En este contexto, no sorprende que países como Brasil e Indonesia ya estén debatiendo activamente la creación de reservas nacionales de BTC, buscando no quedar rezagados en esta carrera. Los actores corporativos también mueven sus fichas. Strategy (la ex MicroStrategy) acumuló la asombrosa cifra de 376,571 BTC solo desde la victoria electoral de Trump, demostrando la confianza del mercado en esta nueva política. Mientras tanto, en Europa, la asociación entre Binance y BBVA en España, donde el banco actúa como custodio de los fondos, muestra cómo las instituciones financieras tradicionales se están adaptando y posicionando ante este nuevo escenario. La partida está en pleno desarrollo y cada movimiento cuenta.

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