Estados Unidos inauguraría su reserva de BTC con el decomiso más grande de la historia y avisa: ‘Se terminó el recreo’

Un golpe de USD 14 mil millones en Bitcoin inauguraría la reserva de Trump, BlackRock apuesta todo a la tokenización y el Reino Unido se suma a la carrera cripto mientras Lemon capta USD 20 millones para dominar Latam

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Parece que la paciencia, esa virtud que en el universo cripto a veces escasea, finalmente está rindiendo sus frutos del otro lado del hemisferio. Después de meses de especulaciones, idas y vueltas, y una orden ejecutiva que dejó más preguntas que respuestas, todo indica que la famosa reserva estratégica de Bitcoin de Estados Unidos está a punto de recibir su bautismo de fuego. Y no con un vuelto, precisamente. Estamos hablando de una cifra que marea: más de USD 14.000 millones en BTC que podrían pasar a engrosar las arcas del Tío Sam de un solo saque.

La noticia resuena con fuerza por varias razones. Primero, porque confirma que la intención de la administración Trump de no financiar esta reserva con nuevos impuestos iba en serio. La estrategia siempre fue clara: que los activos provenientes de actividades ilícitas sean los que fortalezcan la posición del país en el nuevo paradigma digital. Y segundo, porque este movimiento llega justo cuando el propio titular de la SEC, Paul Atkins, reconoció sin tapujos que el país lleva diez años de retraso en materia cripto. Una declaración de una sinceridad brutal que vino acompañada de una promesa contundente: “Solucionar esto es la prioridad número uno”.

¿Será este el verdadero punto de partida? ¿El golpe sobre la mesa que muchos esperaban para que Estados Unidos deje de correr de atrás y empiece a marcar el ritmo? Los rumores son cada vez más fuertes y, aunque en el mundo de las finanzas siempre es prudente moverse con cautela, todo parece indicar que la alcancía está a punto de llenarse.

Estados Unidos pisa el acelerador: la reserva de BTC se estrenaría con un golpe de USD 14.000 millones

La semana pasada, los pasillos de la justicia federal estadounidense se sacudieron con la publicación de una acusación penal que tiene todos los condimentos de una serie de suspenso financiero. En el centro de la escena se encuentra un presunto esquema masivo de fraude con criptomonedas que, de confirmarse, no solo llevaría a sus responsables tras las rejas, sino que también inyectaría una suma monumental a la recién creada reserva estratégica de Bitcoin.

El Departamento de Justicia no anduvo con chiquitas. Presentó formalmente una demanda para el decomiso de 127.271 BTC, una cifra que, al cambio actual, representa USD 14.400 millones. Estos tokens están directamente vinculados a una acusación contra Chen Zhi, el fundador y presidente de Prince Holding Group, una empresa con sede en Camboya que, según las autoridades, operaba sofisticados esquemas de inversión fraudulenta en el ecosistema cripto. Si la justicia le da la razón al gobierno, esos BTC no irán a una subasta, como solía ocurrir en el pasado. Irán derecho a estrenar la reserva estratégica.

El proceso judicial se llevará a cabo en el Tribunal del Distrito Este de Nueva York, donde Zhi enfrenta cargos gravísimos, incluyendo conspiración para cometer fraude electrónico y blanqueo de dinero. Si el tribunal falla a favor del decomiso, estaríamos presenciando el ingreso de capital más grande y significativo a la reserva desde su creación por orden ejecutiva en marzo. Es, sin dudas, el empujón que estaban esperando para pasar de las palabras a los hechos.

La ansiedad por poner en marcha esta iniciativa era palpable. Hace un tiempo, el entonces asesor presidencial en materia cripto, Bo Hines, había dejado en claro que no se iban a quedar de brazos cruzados esperando que algún delincuente cometiera un error para incautar sus activos. En aquel momento, se barajaban otras alternativas para capitalizar la reserva sin tocar el bolsillo de los contribuyentes. Hines llegó a proponer ideas audaces como utilizar los aranceles comerciales o incluso revalorizar los certificados de oro del país, cuyo valor contable es irrisorio comparado con su precio de mercado actual. “Queremos que Estados Unidos sea la capital mundial de las criptomonedas”, aseguró en su momento. Parece que, finalmente, la oportunidad les cayó del cielo, y no piensan desaprovecharla.

Más allá de la reserva: el ecosistema cripto no se toma respiro

Mientras los ojos del mundo se posan sobre los movimientos del gobierno estadounidense, el resto del ecosistema sigue su propia dinámica a un ritmo vertiginoso. Lejos de dejarse intimidar por la corrección que experimentó el mercado hace unos días, los indicadores de fondo muestran una solidez que sorprende. Un ejemplo claro son los productos de inversión en criptomonedas (ETPs), que registraron entradas por USD 3.170 millones a pesar del bajón generalizado. ¿Qué nos dice esto? Que el capital institucional, el dinero "inteligente", no solo no se asustó, sino que aprovechó la oportunidad para seguir acumulando.

En nuestra región, las noticias también son alentadoras. En Brasil, la empresa OranjeBTC, a la que muchos ya apodan la "MicroStrategy brazuca", anunció la compra de 16 BTC por casi USD 2 millones, a pocos días de haber debutado en la bolsa B3 de San Pablo. Es una señal de que la tendencia de las empresas a incorporar Bitcoin en sus tesorerías ya no es un fenómeno exclusivo del primer mundo, sino una estrategia que empieza a replicarse en Latinoamérica.

Y si hablamos de la región, es imposible no mencionar a Lemon, que acaba de cerrar una ronda de financiación de USD 20 millones. Desde la firma aseguraron que estos fondos se destinarán íntegramente a su plan de expansión, con un objetivo más que ambicioso: alcanzar los 10 millones de usuarios en América Latina en los próximos 12 meses. Es una apuesta fuerte que demuestra la confianza en el potencial de crecimiento del mercado local.

La tokenización y el futuro de las finanzas: una mirada global

Pero quizás la transformación más profunda no esté ocurriendo en los balances de las empresas o en las arcas de los gobiernos, sino en la arquitectura misma del sistema financiero. El concepto de tokenización, que hasta hace poco sonaba a ciencia ficción, hoy está en boca de los jugadores más importantes del planeta. Y cuando el CEO de BlackRock, Larry Fink, dice que ve la tokenización de todos los activos como el próximo gran paso para su empresa, el mundo financiero se detiene a escuchar.

Fink no lo ve como una simple mejora, sino como “la próxima ola de oportunidades para BlackRock durante las próximas décadas”. Habla de un cambio de paradigma: migrar los activos financieros tradicionales a un formato digital para que las personas puedan operar dentro de ese ecosistema de manera más eficiente y accesible. Es, en esencia, la democratización de las finanzas llevada a su máxima expresión.

Esta visión no es un delirio aislado. En el Reino Unido, la Autoridad de Conducta Financiera (FCA) ya está trabajando en una hoja de ruta para facilitar a los gestores de activos la adopción de la tecnología blockchain para la tokenización de fondos. Todo parece indicar que la nueva gestión del primer ministro Keir Starmer planea hacerle un guiño al ecosistema cripto cada semana, posicionando al país como un hub de innovación.

Este contexto nos lleva a reflexionar sobre conceptos que antes parecían abstractos. Por ejemplo, la idea de que una deuda puede "pagarse sola". Suena provocador, pero en ciertos modelos financieros, es una realidad. Cuando el colateral que respalda una deuda (como podría ser el Bitcoin) gana valor a un ritmo superior al del interés que se paga, la deuda deja de ser un pasivo para convertirse en un motor de rentabilidad. Es una lógica que desafía el pensamiento tradicional y que cada vez más tesorerías corporativas están empezando a explorar. El juego está cambiando, y quienes no entiendan las nuevas reglas corren el riesgo de quedarse mirando desde afuera.

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