A fines de noviembre de 2025, Banco Central de la República Argentina (BCRA) redujo su tasa de referencia —la que usan los bancos para captar pesos— llevándola de 22 % nominal anual (TNA) a 20 % TNA. Esto implica una nueva ronda de ajuste en las tasas que los bancos pagan a los ahorristas por los depósitos a plazo fijo.
Con ese cambio, muchas entidades ya modificaron sus ofertas: en el segmento mayorista, se observa una reducción de tasas, y en el minorista también se espera un ajuste.
¿Siguen resultando atractivos los plazos fijos?
Depende del horizonte del inversionista y de su tolerancia al riesgo, pero con este contexto, los plazos fijos perdieron parte de su brillo.
Algunos puntos clave:
* Las tasas ofrecidas actualmente por muchos bancos oscilan entre 27 % y 33 % TNA para depósitos a 30 días.
* En ese rango, un capital de $1.000.000 a 30 días rendiría entre $22.500 y $31.700, dependiendo del banco.
* Estos rendimientos resultan mucho menores que los que ofrecían no hace tanto —cuando las tasas superaban el 40-50 % anual—, lo que erosiona la capacidad de mantener el poder de compra en un contexto de inflación alta.
Por lo tanto, los plazos fijos siguen siendo una opción “segura”, en el sentido tradicional: bajo riesgo, liquidez relativamente rápida y previsibilidad. Pero ya no son tan rentables como para “ganarle” cómodamente a la inflación o como refugio de valor si el contexto macroeconómico —inflación, devaluación, expectativas— no acompaña.
¿Para quién pueden seguir teniendo sentido?
* Para inversionistas con perfil conservador, que priorizan la protección del capital y no quieren asumir riesgos cambiarios, bursátiles o de mercado.
* Para quienes buscan liquidez a corto plazo (meses) y no necesitan ganancia real alta, sino mantener cierta estabilidad en pesos.
* Para quienes planean renovar mensualmente y aperciben menores oscilaciones de tasas, asumiendo el riesgo de reinversión.
Algunas limitaciones importantes
* Los rendimientos actuales muchas veces no alcanzan a cubrir la inflación mensual: lo que logra a priori un buen retorno en pesos, en términos reales puede implicar pérdida de poder adquisitivo.
* Con la baja generalizada de tasas, puede haber migración hacia inversiones alternativas (dólar, instrumentos CER, bonos, etc.), lo que a su vez presiona sobre la demanda de plazos fijos y podría llevar a nuevos recortes.
* La “tasa fija” deja de ser tan atractiva: si se renueva mes a mes, los rendimientos dependerán de la evolución futura —y en un entorno de recortes continuos, cada renovación puede ser menos rendidora.
Conclusión
Tras la baja de tasas de referencia del BCRA a fines de noviembre, los plazos fijos en Argentina siguen existiendo como opción segura y relativamente líquida, pero su atractivo como inversión rentable se ha reducido sensiblemente.
Para perfiles conservadores y quienes buscan mantener pesos—sin riesgos—todavía pueden tener sentido, aunque ya no aseguran protección frente a inflación ni ganancia real sostenible.
En un contexto complejo, conviene evaluar otras alternativas de inversión —o aceptar que un “plazo fijo” hoy puede ser más un refugio de liquidez que un vehículo de rentabilidad.

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