A fines de noviembre, el mercado ganadero argentino aguarda la decisión final de Beijing tras un largo proceso de “salvaguardia” abierto en diciembre pasado, destinado a investigar el impacto de las importaciones de carne vacuna en su industria local.
Entre las posibles medidas que se barajan, se encuentran los aranceles adicionales y las cuotas de mercado. La aplicación de aranceles implicaría un aumento en los costos comerciales que, en definitiva, terminan trasladándose a precios.
Por su parte, si se imponen restricciones o cuotas de acceso, el esquema de adjudicación será determinante. Un sistema de cuotas fijas por proveedor permitiría mantener cierta previsibilidad en el mercado, mientras que un esquema de “primero entrado, primero servido” desataría una intensa competencia por el ingreso, pudiendo generar presión a la baja sobre las cotizaciones.
"Esto es especialmente relevante frente al potencial que se abre con EE.UU., a partir de la anunciada ampliación del cupo de importación preferencial el cual, más allá del volumen adicional de carne que permitiría ingresar bajo cuota, es una señal contundente del fortalecimiento de las relaciones con este actor clave del comercio mundial"
Cabe recordar que China sigue siendo el principal demandante de carne vacuna en el mundo, con una capacidad para absorber un tercio de la oferta global. A su vez, para Argentina, es el principal destino de nuestras carnes, representando el 70 % del volumen total embarcado y el 50 % del total de divisas que ingresa al sector.
Por lo tanto, la resolución que adopte el gobierno chino en las próximas semanas podría alterar nuevamente el tablero mundial y, en particular, el perfil de nuestras exportaciones.

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