Los desafíos de las pymes argentinas para acceder a financiamiento más barato

La brecha entre las necesidades de capital y la oferta financiera continúa siendo uno de los principales obstáculos para sostener inversiones, incorporar tecnología y mejorar la competitividad

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Las pymes argentinas enfrentan un escenario desafiante para financiarse en 2026. Aunque el Gobierno anticipa un sendero de “normalización” monetaria y tasas más alineadas con la inflación proyectada, las pequeñas y medianas empresas advierten que el acceso al crédito sigue restringido, costoso y concentrado en pocas herramientas. La brecha entre las necesidades de capital y la oferta financiera continúa siendo uno de los principales obstáculos para sostener inversiones, incorporar tecnología y mejorar la competitividad.

Tasas en baja, pero aún inaccesibles

En un contexto de desaceleración inflacionaria y reducción gradual de tasas de referencia, el costo del dinero sigue siendo prohibitivo para una parte importante del entramado pyme. Los bancos priorizan a clientes con historial robusto, garantías sólidas y actividad estable, dejando fuera a empresas con informalidad parcial, flujos de caja estacionales o bajo nivel de digitalización contable.

Las líneas subsidiadas siguen siendo una vía relevante, pero su disponibilidad es limitada y muchas veces su ejecución se ralentiza por los cupos acotados o la falta de articulación entre bancos y organismos oficiales.

Qué herramientas reclaman las pymes 

1. Más garantías disponibles y acceso simplificado

Las SGR continúan siendo la herramienta más valorada por el sector. Sin embargo, las pymes reclaman: mayor capilaridad territorial, ampliación de los fondos de riesgo, procesos de calificación más rápidos y digitales. Para muchas empresas, obtener una garantía sigue siendo más difícil que acceder al crédito en sí.

2. Líneas a tasas reales negativas o estables

Productores, industriales y comercios piden líneas con: tasas subsidiadas sostenidas en el tiempo, previsibilidad por al menos 12 meses, cupos suficientes para capital de trabajo e inversiones medianas. La falta de continuidad de los programas oficiales complica la planificación financiera.

3. Mejora del financiamiento no bancario

Las pymes advierten que el mercado de capitales aún es utilizado por un segmento reducido. Reclaman: mayor impulso a cheques digitales con tasas competitivas, fortalecimiento del factoring y confirming, incentivos fiscales para la emisión de ON simples o pagarés bursátiles. Estas herramientas suelen tener costos más bajos, pero todavía no llegan a la mayoría de las empresas.

4. Plataformas digitales integradas

El pedido más recurrente: trámites simples. Las empresas exigen que bancos, SGR y organismos públicos unifiquen sistemas para evitar múltiples presentaciones de documentación, reduciendo tiempo y carga administrativa.

5. Programas regionales y sectoriales

Pymes del agro, economías regionales y manufacturas reclaman líneas diferenciadas que contemplen: ciclos productivos estacionales, exposición al clima, variabilidad de precios internacionales. Una misma tasa no refleja igual riesgo para todos los sectores, plantean.

Una oportunidad de reforma estructural

Con la expectativa de mayor estabilidad macroeconómica para 2026, el sector pyme considera que es el momento de avanzar en una reforma financiera que amplíe el crédito productivo, mejore la transparencia y reduzca la dependencia del crédito subsidiado. Sin nuevas herramientas, advierten, la brecha entre empresas que acceden a financiamiento y las que quedan afuera seguirá ampliándose.

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