Este año se realizará el Censo Nacional pospuesto desde 2020, por la pandemia de coronavirus. El relevamiento constará, por primera vez en la historia de Argentina, de una versión virtual a la que se podrá acceder desde el 16 de marzo, y una presencial que se aplicará el 18 de mayo próximo. El anuncio de la inclusión del DNI en el formulario y la forma en la que están redactadas algunas preguntas referidas a los pueblos originarios dispararon cuestionamientos de ese colectivo.

El Censo Nacional es un instrumento que busca reflejar la cantidad de habitantes de un país y de cada una de las provincias y las condiciones materiales en las que viven. Una de sus características es el anonimato y confidencialidad en las respuestas, una garantía de privacidad que marca la diferencia sustantiva entre un dato estadístico y un dato personal que debe ser resguardado por mandato constitucional, para proteger los derechos fundamentales de cada habitante del territorio argentino.

El hecho de que el cuestionario incluya –como se había anticipado– el Documento Nacional de Identidad (DNI) del censado, desató críticas de parte organizaciones encargadas de la protección de datos personales, a las que se sumaron referentes de los pueblos originarios del país por varias razones. Finalmente, ese "requisito" fue quitado del cuestionario.

El segundo paso a seguir para completar el formulario digital exigía: "generar el código único de la vivienda mediante el número de DNI
y los datos del domicilio de la vivienda".

"En el caso particular de la población originaria, hay muchos pueblos del NEA y el NOA que no registran a sus hijos en el Registro Civil; es decir que si se exigiera el DNI, esa población que no lo tiene, no quedaría censada. El resultado político más negativo de esa falta de registro en el censo, sería el de no contar con una estadística de población lo más certera posible para el diseño de políticas públicas y la consecuente asignación de recursos presupuestarios para colectivos de población que están en situación de vulnerabilidad", explicó la politóloga Verónica Aspiroz Cleñán, en diálogo con Rosario3.

El censo y los pueblos originarios

 

El cuestionamiento de los pueblos originarios respecto de la planilla censal apunta a la pregunta de autorreconocimiento étnico, ya que no nombra la lista los 39 pueblos originarios que actualmente habitan en Argentina. Cuando la persona responde que es parte de un pueblo originario, el censista o la persona censada tiene que completar a mano (virtual o gráficamente) el nombre del pueblo que corresponda, lo cual puede conducir a errores e invisibilización.

“Para nosotros, ese método implica un error provocado porque los nombres de los pueblos originarios se escriben de diferentes maneras y al producirse diferencias en la escritura realizada por el censista o el censado, la base de datos lo registrará como error. Esa falencia en la pregunta no solo significa una negación de la diversidad de los pueblos originarios, sino que genera, además, invisibilización estadística, si el dato termina siendo ignorado por el sistema informático, por considerarlo un error”, explicó Aspiroz Cleñán.

La politóloga indicó que estos cuestionamientos que ya venían planteando desde 2021, denotan “un gran desconocimiento del equipo del Indec, acerca del derecho político de los pueblos originarios, de participar en el diseño precensal y resaltó que “el Indec ni siquiera convocó al Instituto Nacional de Asuntos Indígenas para que intervenga en el diseño de la pregunta sobre pueblos originarios”.

“El Indec no busca el consenso en el diseño de las preguntas, ni incluye a los distintos actores políticos: pueblos originarios, discapacitados, afrodescendientes, organizaciones que protegen soberanía de datos, etc., con lo cual queda al descubierto un estilo autoritario de la gestión”, afirmó la investigadora.

La “diversidad lingüística” soslayada

 

También reclaman la incorporación de la pregunta sobre la diversidad lingüística, es decir sobre las lenguas que se hablan en el país.

En esa pregunta, los pueblos originarios pedían que se consultara también sobre la lengua de señas y lenguas migrantes, para que el censo demuestre el plurilingüismo que existe en el territorio, por parte no solo de los pueblos originarios, sino también de otras personas que, aunque no integran comunidades indígenas, hablan más de una lengua, entre ellas, alguna lengua propia de esas comunidades.

¿Por qué es importante que estos datos estén reflejados en el Censo?

 

El Censo Nacional muestra una foto de la población al momento de ser realizado. Sus condiciones de vida y sus características propias, entre otros datos relevantes; y esa “foto” se toma como referencia a la hora de planificar las políticas de Estado.

No es lo mismo contabilizar trescientas mil personas con discapacidad, que setecientas mil; tampoco da igual registrar cuatrocientos mil o cien mil habitantes que hablan una determinada lengua. Y eso es lo que puede ocurrir si por “error” del sistema, un sector de la población no resulta computado o por “error” en la redacción del cuestionario, solo se les pregunta a las personas indígenas por la lengua que hablan, dando por sentado que un hispanoablante habla solo español.

Las consecuencias son además de estadísticas, políticas. “Si el censo se hace tal como se ejecutó el diseño de la prueba experimental, dejaríamos afuera mucha información de pueblos originarios y eso implicaría dejarlos al margen de las políticas públicas y de la consecuente asignación de recursos”, reiteró la entrevistada.