La Spika, la Siete Mares, la Hitachi, la de la cocina a la mañana, la del altavoz en la playa, la del auricular mientras corrés, la del tachero mientras mastica bronca porque debido al corte de calle no anunciado tiene que desviar el recorrido. La radio es inmanente a nuestras vidas, trabajemos o no en ellas y lejos de competir con los nuevos medios digitales, se adapta, se reinventa y sigue haciendo compañía a noctámbulos, solitarios y viajantes.

Germán Becker, músico, locutor, cantante e investigador rosarino, habla de la radio en el día de su cumpleaños número 100 y contagia su pasión por un medio que no le teme al paso del tiempo. La entrevista completa en el programa A la Vuelta (Radio 2).

“Alguien dijo alguna vez que la radio es el único electrodoméstico con corazón. La radio ha sobrevivido a todo. Pasó el cine mudo, el cine sonoro, la televisión, la masividad de diarios y revistas, llegó internet, con todo lo bueno que tiene el avance tecnológico, pero aún así, la radio sobrevivió y sigue ahí, imbatible, gracias a su magia maravillosa”, dice Germán, con un entusiasmo propio de alguien que entra por primera vez a un estudio de radio, aunque él ya lleva décadas en esto.

Es común asociar la “magia” del medio radial con la ausencia de imagen visual y la consecuente necesidad de las y los oyentes, de componer su propia imagen de lo que están escuchando y de quienes hablan. Claro, sus orígenes se remontan a una época en que no existía la televisión y había mayor predisposición a prestar atención a voces y palabras sin la necesidad imperiosa de apoyarnos en una imagen. Algo que sí se experimenta hoy, aún entre quienes se jactan de tener “oído radiofónico”.

“A mí no me gusta la cámara de video dentro del estudio de radio, tal como se implementó desde hace unos años, porque para eso, hagamos televisión y listo. Yo soy un poquito conservador en ese punto”. La radio puede evolucionar y avanzar todo lo que quiera, pero en la ausencia de imagen y en el peso de las palabras, Becker entiende que radica su mística y su cimiento, como medio de comunicación. “Me gusta jugar un poco más al misterio”, dice convencido.

Marcos Pereyra y David Luis durante una transmisión de fútbol (Radio 2).

Pero va más allá en la descripción del vínculo que propone la radio con sus oyentes y vuelve sobre la frase de autor desconocido, que no ha perdido vigencia para definir al medio que hoy celebra sus primeros 100 años de vida: “La radio es el único electrodoméstico con corazón”, afirma, y apunta no sólo a la presencia hogareña ineludible del artefacto en sí, sino también, al lazo que tienden programas, conductoras, locutores y musicalizadores, entre otros protagonistas, hacia la gente que escucha, participa, opina, se enoja y se emociona, del otro lado. En una especie de simbiosis.

“Yo le contesto a la radio y le digo al periodista: ¿Por qué no le preguntás esto, eh?» aunque sé que no me escucha”, cuenta riéndose, una oyente de Radio 2 desde siempre y ratifica, como si hiciera falta después de la anécdota relatada, que la radio entró a su casa hace muchos años y ya es parte de su vida.

"Si lo dijo la radio, es verdad"

 

Como medio informativo, la radio también gozó de prestigio durante décadas, a tal punto que a nadie se le ocurría si quiera cuestionar lo que algún locutor o locutora había leído al aire. Como una especie de criterio de autoridad ganado y adquirido, que había heredado de su antecesora, la prensa escrita.

Así, la frase popular "¿dónde lo encontraste escrito?", que hacía referencia a lo impreso en una hoja de papel como cierto y verdadero, sobrevino con el tiempo: "Cómo no va a ser cierto, si lo dijo la radio". El decir por micrófono tenía para la sociedad un peso y una garantía de verdad inequívoca. Otros tiempos.

Haber conocido a quienes estuvieron antes que nosotros en las radios de Rosario, hace que sepamos qué hay en el subsuelo de lo que pretendemos construir hoy.

Y más allá de su presunta "infalibilidad informativa", la pasión por la radio es un sentir de muchos. Germán Becker cuenta que hace poco encontró un casette con el rótulo “radio” de cuando él tenía ocho años y ya jugaba a trabajar en el medio en el que hoy se desarrolla como profesional. La cinta, que también sobrevivió al paso de tiempo, reproduce temas musicales, con el posterior anuncio de autor e intérprete, por parte de aquel niño, locutor en potencia, y a continuación la tanda de avisos comerciales.

Luego, se acercó a las radios de Rosario. Empezó a conocer a la gente que trabajaba en ellas, a hacer muchos amigos del medio, a escuchar sus historias y más tarde llegó su momento. El de estudiar, aprender y alcanzar el título de locutor nacional, mucho después de conocer los estudios y salas de grabaciones de las radios tanto como su casa.

El radioteatro.

“Haber estado con esa gente y haber tenido el ADN de la historia de la radio de Rosario allí, frente a mí, me dejó una riqueza increíble. Haber pasado tantas horas, tantos años hablando con ellos –actores, actrices, cantantes, productores, locutores, animadores– y haberme nutrido de la información que como testigos directos, me fueron dando, no tiene precio. Es como haber hecho un master en Harvard y me siento bendecido de haber podido hacerlo. Eso –asegura– es lo que más he capitalizado: la sabiduría y el conocimiento que toda esa gente me dejó. De allí salieron todas las herramientas que tengo hoy y que me permitieron hacer mis productos, desarrollarlos, producirlos, anunciarlos, musicalizarlos, etc.”.

“La carrera la cursé porque era algo que tenía pendiente a nivel personal. Quería sacar mi matrícula de locutor nacional, pero cuando lo hice, ya llevaba 15 años trabajando en radio. Haber conocido a quienes estuvieron antes que nosotros en las históricas radios de Rosario, hace que sepamos qué hay en el subsuelo de esto que pretendemos construir hoy”, sintetiza Becker.

Museo virtual sobre la radio rosarina

 

Becker posee un voluminoso patrimonio de objetos originales que pertenecieron a artistas de la ciudad y del espectáculo nacional, entre 1920 y 1980 y que ellos mismos le fueron donando, con el correr del tiempo, por su amistad y su manifiesta vocación de coleccionista.

Desde los 12 años empezó a guardar objetos y clasificarlos y hoy los exhibe en una suerte de “museo virtual” en Instagram, como “Colección Germán Becker”.

Fotos, partituras, cintas abiertas, cassettes, afiches, carnets, VHS, trajes, vestidos, zapatos, accesorios, pasaportes, libros, manuscritos e instrumentos musicales componen la serie de objetos valiosos, que permiten reconstruir el esplendor de la radio espectáculo, cuando los radioteatros y los recitales en vivo en los auditorios de las AM de la ciudad, eran parte de la agenda cultural del mes.

Para mí es un gran orgullo tener todas estas cosas que me dieron los protagonistas de la radio de entonces. Ellas y ellos se desprendieron de objetos muy personales, que hacían no sólo a su historia personal, sino también a la historia de la radio.

Radio y espectáculo siguen de la mano

 

Germán Becker en su versión músico, compuso un tema titulado “Y te vuelvo a enamorar” que fue elegido como la mejor canción para representar a Argentina en el Festival Internacional de la Canción de Punta del Este 2020, Uruguay.

“Son 27 países competidores, en la semifinal nacional quedaron 13 obras, entre ellas, la nuestra, después hubo una final en la que también pasamos y por último hubo un desempate entre tres obras y fue elegida nuestra canción”, dice feliz, y recuerda que la intérprete vocal es Verónica Marchetti, acompañada por una orquesta de la que Becker también forma parte como pianista, además de realizar los arreglos y la dirección.