Uno de los principales directivos de Vicentín, la aceitera que entró en concurso preventivo de acreedores después de dejar un tendal de deudas multimillonarias que incluyen un polémico crédito tomado del Banco Nación que ahora es investigado por la Justicia, se fue a pasar la cuarentena a las islas del río Paraná en un lujoso yate que este lunes al mediodía fue interceptado por la Prefectura. Detuvieron a dos personas, entre ellas a Nardelli, y secuestraron la embarcación en el operativo.

"Champagne", se llama el barco de Gustavo Nardelli, que salió del club Rowing el día miércoles pasado cerca de las 13, cuando la cuarentena aún no había sido declarada pero ya era un secreto a voces. Desde el club, según revelaron fuentes de la institución a Rosario3, le recomendaron que no saliera y le advirtieron que si la hacía no volviera hasta después de la reclusión.

El yate escoltado por el barco de Prefectura.

Pero Nardelli hizo caso omiso y este lunes al mediodía Prefectura recibió la orden de buscarlo por parte de la Justicia federal, debido a que ahora no está permitida la navegación de embarcaciones particulares. De acuerdo a lo que informaron fuentes de la fuerza, al empresario se le podrían imputar los delitos de "desobediencia y atentado contra la salud pública". El barco en cuestión fue visto en el Paraná Viejo.

Según el parte oficial de Prefectura Naval, el barco guardacostas "Golfo San Matías" interceptó al yate de Nardelli y los efectivos lo abordaron. En ese momento, el barco "Champagne" se encontraba fondeado en el kilómetro 426, sobre la margen izquierda del Paraná. 

Detuvieron a dos personas a bordo del yate, entre ellas al empresario Gustavo Nardelli,  quienes se encontraban navegando desde el jueves en desobediencia al DNU N° 297/2020 de “aislamiento social preventivo y obligatorio”.

El Juez del Juzgado Federal N°4 de Rosario, Marcelo Bailaque,, instruyó que se los notifique que se encuentran en falta acorde los artículos 205 y 239 del Código Penal de la Nación y se proceda al secuestro de la embarcación, en cumplimiento de los procedimientos preestablecidos ante hechos de esta características.

En tanto, Rowing permanece cerrado y a los dueños de los barcos se les permite ir una hora por día para revisar que esté todo bien con los mismos. Sin embargo, dijo una fuente del club, la mayoría no lo hace, "solo los que tienen algún problema, como alguna entrada de agua que los obliga a realizar tareas de achique".