Un equipo de astrónomos hizo un descubrimiento intrigante en el espacio: el telescopio espacial James Webb (JWST) detectó fosfina en la atmósfera de una enana marrón llamada Wolf 1130C. Esta molécula, compuesta por un átomo de fósforo y tres átomos de hidrógeno, es conocida por ser un posible indicador de vida en otros planetas. Sin embargo, su presencia en esta enana marrón plantea más preguntas que respuestas.
La fosfina se encuentra en una abundancia de 0,1 partes por millón en la atmósfera de Wolf 1130C, lo que coincide con las predicciones de los modelos de atmósferas extraterrestres. Pero lo que llama la atención es que otras enanas marrones estudiadas por el JWST no presentan niveles detectables de fosfina, a pesar de tener condiciones similares, según los hallazgos fueron publicados en la revista especializada Science.
Astronomers using the James Webb Space Telescope have detected the molecule phosphine beyond our Solar System, according to a new study in Science, finding it in the atmosphere of the cold brown dwarf Wolf 1130C. https://t.co/Uq4EMDrZKs pic.twitter.com/Qf1ROZEyzm
— Science Magazine (@ScienceMagazine) October 8, 2025
Este descubrimiento reabre el debate sobre la utilidad de la fosfina como biofirma, especialmente después de la controversia sobre su detección en Venus en 2020. Aunque algunos científicos argumentaron que la fosfina podría ser un indicador de vida en las nubes de Venus, otros cuestionaron la validez de los hallazgos debido a la falta de comprensión sobre la química del fósforo en atmósferas extraterrestres.
Los autores del estudio, liderados por Adam Burgasser de la Universidad de California en San Diego, advierten que la fosfina no debe ser considerada como una biofirma fiable hasta que se resuelvan las discrepancias en la comprensión de su química en atmósferas de baja temperatura. En otras palabras, la presencia de fosfina en una planeta o enana marrón no es necesariamente un indicador de vida.
La investigación sobre la fosfina en el espacio es un ejemplo de cómo la ciencia avanza a través de la observación y la experimentación. A medida que se continúa estudiando la química de las atmósferas extraterrestres, se podrá descubrir nuevos patrones y procesos que nos ayuden a entender mejor el universo y su potencial para albergar vida según los expertos.



