El río se mete por un rincón de la isla frente a Rosario, inunda una zona en forma de laguna por donde circulan todo tipo de embarcaciones y hay paradores. Eso suele ser el embudo pero por estos días de bajante del Paraná ese lugar luce extrañamente seco.

El ingreso a la boca del embudo desde el cauce principal del río está tabicado ante la ausencia de agua y en el interior del lugar solo queda un hilo marrón, apenas navegable para botes chicos como kayacs o piraguas.

Las imágenes que difundió De 12 a 14 (El Tres) contrastan con las tradicionales de esa zona de La Invernada, uno de los sectores más concurridos frente a la zona norte rosarina, entre el Paraná y el Paraná viejo.

La bajante (el nivel perforó el 1,80 metro de profundidad en Rosario) afecta de diversas formas el río y sus costas. A los efectos ya mostrados del lado rosarino en guarderías, con embarcaciones varadas, se suma el perjuicio en los humedales, como por ejemplo sobre peces que quedan atrapados en lagunas.

Los especialistas advierten que las lluvias de los últimos días no influyen en la cauce del Paraná y se espera un lento repunte recién a fines de septiembre.