El aumento gradual de las emisiones de neutrones en las profundidades de los escombros de la planta de energía nuclear de Chernobyl, registrado durante los últimos cinco años, sigue generando preocupación e incertidumbre entre los científicos.

Si bien el conteo ascendente podría no representar ningún riesgo, los especialistas no descartan la posibilidad de una reacción de fisión nuclear descontrolada en el futuro. Pero debido a que el material en descomposición se encuentra debajo de escombros y pesadas losas de concreto, es complejo realizar investigaciones más detalladas.

Según informó Richard Stone de la revista Science, los investigadores del Instituto para Problemas de Seguridad de las Plantas de Energía Nuclear (ISPNPP) en Kiev, Ucrania, aún deben determinar si la actividad de los neutrones implica o no algún riesgo.

"Hay mucha incertidumbre", le dijo Maxim Saveliev del ISPNPP a Stone. "No podemos descartar la posibilidad de un accidente", apuntó.

Un domo de 31.000 toneladas fue colocado sobre el edificio del reactor que explotó el 26 de abril de 1986 para contener la radiación.

El reactor de la Unidad Cuatro en el complejo de Chernobyl sufrió un colapso devastador a fines de abril de 1986, luego de una caída inesperada de energía durante una prueba de seguridad clave.

Las explosiones resultantes de vapor comprimido arrojaron una capa de material radiactivo a lo largo de Europa, lo que contribuyó a la muerte prematura de lo que podría ascender a decenas de miles de personas.

Dentro de las habitaciones y pasillos de la propia instalación demolida, el combustible de uranio sobrecalentado se recolecta en piscinas junto con revestimiento de circonio fundido, barras de control de grafito y arena licuada para producir una lava infernal que finalmente se solidifica en monolitos de materiales que contienen combustible o FCM.

Los isótopos de uranio han seguido disparando neutrones ocasionales de sus núcleos a lo largo de las décadas. Aquellos que se acercan lo suficiente al núcleo de otro isótopo corren el riesgo de liberar aún más neutrones, generando así la posibilidad de una reacción en cadena con consecuencias potencialmente explosivas.

En los años posteriores al desastre, en la zona de exclusión abandonada por el ser humano ha florecido la vida salvaje.

Actualmente, el espacio debajo del antiguo reactor de la Unidad Cuatro (lo que una vez fue la habitación 305/2) sigue vibrando, y las emisiones de neutrones aumentan lenta pero significativamente. Mientras tanto, siguen los interrogantes sobre cómo proceder ante la situación.

A pesar de que el riesgo de amenazas en el futuro cercano parece bajo, se cree que la habitación 305/2 contiene alrededor de la mitad del combustible original del reactor, por lo que incluso una pequeña explosión podría arrojar desechos radiactivos lo suficientemente lejos como para hacer que su contención sea una preocupación.

Hay planes para una limpieza del combustible en curso, con una instalación de almacenamiento provisional en espera de una licencia del regulador ucraniano.