Beccy Ashe amamanta a su hijo Tobías dos veces al día, por la mañana y por la noche y el niño tiene ya cuatro años. "Me importa un bledo lo que piensen los demás, todas deberían hacerlo", confiesa contundente la mujer de 35 años de Liverpool, Inglaterra. Y redobla la apuesta: "La presión social es la única razón por la que más mujeres no hacen lo mismo".

Ashe cuenta que no es la primera vez que lleva a cabo esta práctica durante tanto tiempo, ya que hizo lo mismo con su hija Daisy hasta que cumplió los cinco y estuvo en la escuela, informa el Liverpool Echo.

La cercanía extrema y ese mágico vínculo emocional que pueden traer la lactancia materna, así como el valor nutricional agregado y los beneficios para la salud, la llevaron a continuar amamantando mucho tiempo después de que la mayoría de las mujeres.

"Mi hijo Tobías está bastante deprimido por la mañana y por la noche desde que comenzó la guardería hace seis meses", comienza explican la mujer.

Y enumera como si necesitara justificarse: "Es una excelente manera de vincularse y reconectarse al final del día. Resulta un gran consuelo, es nutritivo, alivia el dolor. Es más que simplemente darles de comer".

Ahora no lo hace con tanta frecuencia, no es a pedido ahora que Tobías es mayor. "Pide más que a la mañana y a la noche. pero yo le digo que no. Esa es una lección para él en la enseñanza de la autonomía del cuerpo en el sentido de que este es mi cuerpo y puedo decir lo que le sucede", señala la mujer.

A pesar de defender los beneficios de la lactancia materna, Beccy dijo que reconoce algunas de las dificultades que otras mamás pueden tener cuando comienzan a amamantar a sus hijos.

"Te dicen 'aquí está tu bebé', te lo pones en el pecho, pero la gente no se da cuenta de que es un viaje de aprendizaje para mamá y la criatura", opina.

"Tienes un bebé y ellos todo deben aprenderlo. Pasa a la hora de caminar, claro, pero lo mismo ocurre con la lactancia materna. Cómo prenderse correctamente y alimentarse de manera eficiente", dijo en una entrevista tiempo atrás.

"Cuando escucho que médicos y parteras obligan a mujeres a dejar de amamantar y que les den fórmula a sus hijos, me rompe el corazón", vuelca también como sensación sobre el momento clave.