La adicción al teléfono celular es un problema cada vez más presente en la sociedad y que no solo afecta a las generaciones más jóvenes, sino también a adultos que no pueden controlar el impulso de tomar su smartphone para utilizar diferentes aplicaciones, fundamentalmente redes sociales. Es por esto que en la actualidad se habla de "desintoxicación digital" para hacer alusión a la experiencia de pasar, al menos, algunos días sin usar este tipo de dispositivos.

Esta idea de la dependencia y adicción que generan los celulares motivó a la psicóloga Clara Oyuela a someterse a sí misma al desafío de pasar 30 días sin acceso a redes sociales ni WhatsApp, en lo que fue una experiencia que luego plasmó en su libro "Crónicas de una abstinencia".

La profesional vive en San Martín de los Andes, Neuquén, a donde se mudó desde la Ciudad de Buenos Aires hace 9 años. Luego de haber realizado su primera investigación sobre el tema, Oyuela decidió llevarles la propuesta a un grupo de adolescentes de 16 años que eran alumnos suyos en la materia de psicología.

"La propuesta fue que ellos mismos pudieran tener esta experiencia de desconectarse durante 4 días y que hicieran sus registros escritos", contó la psicóloga en diálogo con El Contestador (Radio 2), en referencia a la iniciativa que tuvo hace un año.

Más recientemente, hace aproximadamente un mes, se encontraba trabajando con "un grupo de niños de entre 7 y 10 años" cuando "ellos mismos empezaron a manifestar la inquietud y preocupación de ver todo el tiempo a su mamá y a su papá con el celular". Lo que notaban en sus padres era que no los escuchaban cuando les decían algo, que tenían que repetirles las cosas, o que en diferentes situaciones como cuando miraban una película o jugaban un juego de mesa se levantaban para buscar sus celulares.

Esto motivó a Oyuela a invitar a los padres de la comunidad educativa de la Fundación Escuela Bosque a pasar un fin de semana sin celular. La respuesta que obtuvo se caracterizó por la buena predisposición y el compromiso de madres y padres, destacó.

La experiencia consistió en permanecer "desde un día viernes a las 7 de la tarde hasta el domingo a las 14 horas" sin poder usar el smartphone. Y los resultados sorprendieron a la especialista.

"Lo que me llamó la atención fue que las reacciones emocionales y físicas de los adultos no fueron muy diferentes a las que aparecieron en los adolescentes, y todas se relacionaban con cierto nivel de adicción", describió.

Para poner ejemplos mencionó que, al hacer un balance de la experiencia, una de las participantes escribió que su mente "le susurraba que necesitaba el celular". Otra, por su lado, anotó que durante ese fin de semana había tenido "mucho más registro de lo sensorial" y de sensaciones físicas como la necesidad de tomar agua.

Como conclusión de esta suerte de experimento, los participantes y la psicóloga que les llevó la propuesta reflexionaron acerca de la dependencia que les genera la tecnología y formularon la siguiente pregunta: "¿Cuándo le vamos a dar a nuestros hijos su primer celular?", una duda que comúnmente se presenta entre padres que notan que, en el entorno de sus hijos e hijas, el acceso a un smartphone llega cada vez con más anticipación, lo que obliga a pensar en si están realmente preparados a nivel emocional y psicológico para hacer uso de, por ejemplo, redes sociales, entre otras aplicaciones.