La palabra yuyo proviene del quechua yuyu, que significa hortaliza o planta comestible. Con el tiempo, el término evolucionó en el español para referirse a la vegetación silvestre que crece espontáneamente, ya sea como "mala hierba" o para usos medicinales y culinarios, según el contexto regional. Crecen en todas partes: parques, plazas, patios, calles, entre baldosas y en cualquier lugar de la ciudad.

Maximiliano Leo Schulz se define como divulgador de “saberes antiguos del monte nativo”, es productor de alimentos con las plantas que crecen en esta región del Litoral y asegura que Rosario es “un tesoro natural” en el que proliferan más de 200 especies comestibles y nutritivas.

En diálogo con Cada Día (El Tres), explicó que la deficiencia de nutrientes es propia de consumir alimentos con aditivos sintéticos. “Como ya no se espera el tiempo de la tierra, todo se fertiliza con lo mismo”, dijo y planteó que es posible complementar lo que se come a diario con la “abundancia enorme que tiene el monte rosarino”.

“Nos olvidamos de esos problemas. Los animales de acá andan sanos porque no comen lo que le da la industria”, advirtió. 

Rosario, tesoro natural


En una breve recorrida dentro del Parque Urquiza, en las inmediaciones del Anfiteatro Humberto De Nito, el divulgador se encargó de mostrar cuáles son esas plantas que están al alcance de cualquiera y que se pueden comer. 

El palo borracho. “Las naciones ancestrales siempre lo sembraron. La hoja es nutritiva, tiene mucílagos, hace que la digestión sea lenta. También son ablandadoras, al comerlas uno se siente más ágil y tranquilo”, explicó.

Además, las espinas del tronco también se pueden consumir: “Son depurativas de la sangre. Podés cortar siete espinas, ponerlas en el caldo donde hacés la comida y después retirarlas. Cuando vos limpias, dejás de hacerte mala sangre, como decimos nosotros”.

Pezuña de vaca. “Ayuda a bajar el azúcar, es hipoglucemiante. Es más potente que el diente de león. Hacer el té con hoja de pezuña ayuda a eso”, agregó sobre otra de las plantas que crecen a lo largo y ancho de Rosario.

En la caminata por el parque también se topó con una variedad de lechuga silvestre que se llama cerraja: “Las lechugas son lechosas, esa leche es un opiáceo, genera relajación. Te podés hacer un té para bajar o si no podés dormir a la noche”.

“La planta entera es comestible, incluso las flores, y tienen unos botoncitos o pimpollos que se pueden hacer al escabeche, es el más rico. Tiene un gusto que recuerda a los alcauciles”, dijo Maximiliano.

En esa zona de la ciudad también hay una buena cantidad de nogal pecán, el árbol que produce como fruto la nuez de pecán. En otoño, cuando cae, se llena de gente que va a buscarlas. 

Guabacha, el fruto del quebracho blanco. “Es silvestre y crece en las barrancas del anfiteatro. El fruto se machaca y se usa para cuajar la leche y hacer el queso de quebracho. Es un antiparasitario fuerte que se usaba en zonas más calurosas para curar el paludismo, transmitida por la picadura del mosquito”, explicó el divulgador.

La guabacha, el fruto del quebracho blanco.

Para ayudar a relajarse y a dormir, Maximiliano mencionó al mburucuyá, que crece en los tejidos por toda la ciudad.

Y las campanitas, que suelen verse en las vías férreas, ayudan a ablandar el vientre. “Pellizcala, tiene un látex blanco”, dijo sobre cómo identificarlas.

Para buscar el efecto contrario existen las plantas astringentes: “Lo mejor es consumir vinagres naturales, poner a fermentar frutos de tuna, algarroba o chañar. El vinagre de manzana se consigue en almacenes”.

La flor del cardo.

La guía también pasó por las flores de cardo, esas de un fucsia intenso, que tienen “levaduras y protegen los fermentos”. 

Otra de las posibles preparaciones con plantas incluye a los camalotes que lleva el río Paraná. “En esta época llegan a la costa, se puede juntar, cortar las hojas bien chiquitas para después hervirlas”, precisó.

Una guía completa

Maximiliano Leo Schulz brinda talleres sobre el tema y escribió el libro Plantas nutritivas del río Paraná

Este libro posee un catálogo con más de 220 especies silvestres del litoral, acompañado de sus usos comestibles y medicinales tradicionales. Un libro para sembrar soberanía; un libro para cosechar salud y territorio.

El libro Plantas nutritivas del río Paraná.

Se eligieron para este trabajo las plantas nutritivas que encontró todos los años el autor en sus salidas cotidianas durante los últimos 30 años, entre las ciudades de Rosario y Coronda, con centro en el tramo inferior del Paraná Medio y los tributarios del sur santafesino.

Figuran los nombres comunes de las plantas, tal como se las llama en esta parte del litoral argentino, y también los botánicos, para que pueda ser entendido por personas de todo el mundo, información sobre los lugares de recolección de las plantas y las formas de uso nutritivas tradicionales. 

Fue escrito durante los años 2023 y 2024, y publicado en julio de 2025.