Si bien es cierto que sobre el amor y las relaciones de pareja no hay certezas y que, a la hora de construir un vínculo duradero el respeto ayuda más que la suerte, conocer algunas de las cábalas prenupciales puede calmar la ansiedad de las horas previas a dar el “sí, quiero.”

¿Y a qué viene esto? Al clima de boda que sobrevuela Rosario en las horas previas al que se perfila como “el casamiento del año”: la unión de Lionel Messi y Antonela Roccuzzo y para el que ya comenzaron a llegar los primeros invitados y se puso en marcha el operativo de seguridad.

La primera de las cábalas es que el novio no puede ver a la novia vestida con el diseño elegido antes de la ceremonia.

Antiguamente se pensaba que era posible algún arrepentimiento previo si eso ocurría. Así que, nada de fotos al WhatsApp con la leyenda “¿te gusta, gordi?”

Además, las más fanáticas recomiendan no mirarse en un espejo donde te puedas ver completamente, estando con el vestido.

Va la segunda: enderezar la corbata a tu futuro esposo antes de pisar el Civil, la iglesia o el lugar donde se celebre la boda.

La tradición reza que se debe sospechar del hombre que llega con el nudo desarreglado porque “habría estado con otra mujer, justo antes de la celebración.”

Si la pareja quiere tener hijos, hay que arrojarle arroz. Y si en las horas previas tomás conciencia de que eso que tirás es alimento, donalo y reemplazá los granos por un pétalos o flores. Acá, lo que vale es la intención.

Atenti: no se recomienda lucir perlas. Según dicen, representan a las lágrimas.

Por último, no te olvides de usar algo nuevo, algo viejo, algo prestado y algo azul. Esta superstición proviene de la Edad Media según la cual usar algo nuevo es una distinción sobre la nueva etapa que se comienza, lo viejo representa para la novia lo que fue su vida antes de casarse, lo prestado significa la unión y la confianza de una amistad entre los novios, y lo azul, vendría a significar la fidelidad de la pareja.

Vale aclarar que todo lo dicho antes forma parte del universo de las supersticiones y que, en modo alguno, los vínculos heterosexuales agotan la posibilidades de boda.