La isla indonesia de Bali conmemoró este jueves el cuarto aniversario de los atentados que en 2002 causaron la muerte de 202 personas, con la voluntad de superar el pasado y vivir el presente.

Un paño blanco, símbolo de paz, de 12 kilómetros de largo fue extendido a medianoche desde el pueblo balinés de Kuta, la zona cero de los ataques, hasta Jimbaran, escenario de una segunda cadena de bombas terroristas que mataron a una veintena de personas el 1 de octubre de 2005. "La tela ha sido puesta en la carretera de manera que cualquiera puede pisarla. Es un símbolo de nuestra voluntad de olvidar el pasado y al mismo tiempo de recordar las tragedias que han golpeado esta tierra", dijo Dagun, uno de los organizadores del acto.

La Policía de Indonesia atribuye los atentados a la red terrorista regional Yemaa Islamiya, considerada el brazo regional de la red Al Qaeda. Desde que el terrorismo golpeó el "corazón" del turismo internacional en Indonesia, los cuerpos de seguridad han arrestado a unas 300 personas, de ellas algo más de 30 han juzgadas por su relación con los atentados del 2002. Los indonesios Amrozi, Imam Samudra y Ali Ghufron, aunque este último es más conocido por el alias "Mukhlas".

A pesar de los avances significativos en la lucha antiterrorista en el cuarto país más poblado y que contiene a la comunidad musulmana más numerosa del mundo, los expertos indicaron con motivo de este aniversario que el terrorismo aún es una amenaza real en el país.

La directora nacional de la organización "International Crisis Group", Sydney Jones, advirtió esta semana que el trabajo policial ha debilitado mucho la estructura organizativa de las redes terroristas operativas en Indonesia, pero los terroristas mantienen la capacidad para reclutar y entrenar nuevos miembros.

Algunos balineses volvieron a exigir hoy a las autoridades la pronta ejecución de Amrozi, Samudra y "Mukhlas", y escribieron demandas como "Ejecutad a Amrozi" y "Ejecuciones ya" sobre la tela blanca desplegada, pese a la posición de los organizadores de los actos conmemorativos.

"Si no dejamos atrás la rabia y la tristeza, no podremos pensar en el futuro, y esto es un lujo que no nos podemos permitir", manifestó el indonesio Dagun.

La mayoría de los tres millones de personas que habitan Bali, también conocida como "la Isla de los Dioses", son hindúes y la comunidad musulmana, mayoría aplastante en Indonesia, es aquí una minoría bien avenida.

La costera Kuta, con su playa, Sanur, Jimbaran y Nusa Dua constituyen los principales destinos turísticos, mientras que Ubud, situado al norte de Denpasar, la capital, recibe el título de centro cultural de la isla por sus museos, galerías y mercado de arte. El turismo, apoyado en sus playas, los arrecifes coralinos y los parajes paradisíacos, es una de las principales fuentes de ingresos de los isleños.

Por eso, las dos artefactos explosivos que estallaron al filo de la media noche del sábado 12 de octubre de 2002 en un pub y un discoteca de Kuta frecuentada por turistas los sintieron en la isla como un ataque a ellos mismos, aunque los autores afirmaran que iban dirigidos a Occidente.

Indonesios y extranjeros, familiares y amigos de las víctimas mortales, 88 de ellas australianas, rezaron y recordaron unidos hoy el terrible atentado. "No vamos a permitir a los terroristas que esparzan desorden y desaliento, que enfrente personas, creencias y vecinos. Han fracasado, han fracasado desastrosamente y no van a triunfar", destacó el embajador de Australia en Indonesia, Bill Farmer, durante una acto próximo a Kuta.

Fuente: EFE