Diez años atrás, un 16 de junio de 2007, un chico vio algo raro al cruzar la plaza Manuel Belgrano de Firmat, en el sur de Santa Fe. Se acercó a los juegos que acababa de instalar la Municipalidad y se topó con el fenómeno que revolucionó a la ciudad en la década siguiente. Una de las tres hamacas de ese parque, parecido a cualquier otro en la pampa húmeda, se columpiaba sola. No había nadie escondido, no había truco. El chico sacó su celular, filmó lo que pasaba y nacieron "Las hamacas de Firmat".

Durantes las semanas siguientes la ciudad quedó impactada por el suceso. Todos tenían una hipótesis, todos querían verlo. El misterio se extendió al país y más tarde a curiosos y científicos (llamémoslos así) del mundo. Se robaron la hamaca del medio, después la reemplazaron, cercaron el juego y hasta construyeron una réplica del trío al lado. Hubo enviados especiales, informes, documentales. Incluso una hermosa crónica hecha libro. Pero, ¿qué fue de ellas y cuál fue la explicación después de todo?

"Se están moviendo"

José Pellegrini es el director del Diario Firmat y vive a unos cien metros de las hamacas, en el barrio La Patria. Por eso, siguió de cerca el fenómeno. "Hoy pasé por la plaza y se estaban moviendo dos hamacas", contó José a Rosario3.com este sábado a la tarde, sin la emoción de tiempo atrás. Más tarde envió un video que se reproduce en esta nota.

Ya es algo habitual, parte del folclore de acá"

"Ya es algo habitual, parte del folclore de acá. Hay días que se mueve mucho, otro poco y otros que no. Pero es decir: «Mirá se está moviendo», y seguir charlando de otra cosa", resumió.

El movimiento que cautivó a todos surgió aquel invierno de 2007, año en que se colocaron las hamacas, en la previa a la jura de la bandera que hacen los alumnos cada año en la plaza Manuel Belgrano. En estos diez años nunca cesó. Hubo todo tipo de explicaciones. 

Algunos recordaron a un chico que murió en un accidente muy cerca de ese lugar, otros buscaron refugio en la lógica racional: los vientos, alguna atracción de un línea subterránea, un campo magnético o fuerzas no mensurables de una antena de telefonía celular. "El motivo de porqué se mueven se fue acomodando a cada persona y a lo que cada uno cree", dijo el hombre que es conocido como "Piqui" y como "El hamacólogo".

Así lo llama la periodista y escritora oriunda de esa ciudad Ivana Romero en su libro "Las hamacas de Firmat". Cuenta que José recibió a las delegaciones extranjeras que venían a investigar el asunto y que revisaron juntos los más de 600 videos realizados y difundidos.

Registros para todos y todas

En agosto de 2007, robaron la hamaca del medio, la que supuestamente era la preferida por el niño fantasma, pero la reemplazaron y esto pasó:

José Pellegrini pensó en varias alternativas de informes sobre el fenómeno y llegó a hacer una cámara oculta:

En marzo de 2013, en otro registro audiovisual, se las ve ya cercadas y con la réplica al lado, creada para un programa de Estados Unidos, y con narración. "El fenómeno de las hamacas de Firmat que se mueven solas sigue, no es un invento y se considera uno de los fenómenos mundiales porque no sabemos qué hamaca se va a mover", dice José y agrega: "Y se mueve, eh, se mueve".

La narración

El libro "Las hamacas de Firmat", de Ivana Romero y editado por la Editorial Municipal de Rosario, se parece más a un diario de una vuelta al pago chico, donde las leyendas suelen anidar que a una investigación periodística. Y en esa combinación, en el desandar un camino personal de afectos y de lugares junto al devenir de una búsqueda en torno a la rareza pública, radica su atractivo.

El relato comienza con una conversación telefónica de Ivana, oriunda de Firmat, que estudió y trabajó en Rosario pero que siguió su carrera en Buenos Aires, y su padre. "Vos jugabas con el fantasma de la hamaca. Cuando era nenito vivía cerca de la panadería", le dice al pasar.

Se refiere a un hecho ocurrido a comienzos de la década del '80, cuando las primeras familias comenzaron a mudarse a la zona donde ahora está la plaza. Un chico se golpeó con un caño grande, mientras jugaba y falleció. 

El disparador lleva a la cronista de vuelta a su lugar natal, sobre la ruta 33, 110 kilómetros al sudoeste de Rosario. El libro (que se puede conseguir en los puestos de la Editorial Municipal) invoca a otros fantasmas: los dirigentes anarquistas de principio de siglo pasado asesinados o los desaparecidos de la última dictadura militar. 

También revisa alguna de esas visitas ilustres, como la del programa de Estados Unidos Fact or Faked, que dijeron haber resuelto el enigma: "Es por una combinación de factores ambientales". Son algo así como los rivales de quienes eligen la teoría del fantasma.

Han venido candidatos en campaña, gente que iba al casino, personas que se llevaron un poco de arena para el dolor de espalda"

José Pellegrini lo resume así: "Los de Estados Unidos vinieron por mi video. Ellos dicen que probaron con unos ventiladores especiales para llegar a su conclusión pero la verdad es que ya vinieron con ese guión armado". El Hamacólogo, entonces, no cierra el misterio. Sigue vivo una década más tarde, como el andar de las hamacas. Y cierra: "Han venido candidatos en campaña, gente que iba al casino, personas que se llevaron un poco de arena para el dolor de espalda. La gente viene y sigue pasando, pero no tanto como aquel invierno de 2007".